Palencia es una emoción:

01 febrero 2014

Vox, la alternativa

Siempre he pensado que lo mejor que le podía pasar al PP es que le saliese competencia por la derecha. Si el proyecto de Vox llega a cuajar y a tener voz en el Parlamento, España podrá homologarse a otros países democráticos en los que la derecha está representada por dos partidos rivales y el PP podrá quitarse ese sambenito que tanto repite Rubalcaba y que tanto molesta a Rajoy y los suyos: “La derecha”.

Al PP siempre le ha repateado que se le considere de derechas, pero al no tener rival en ese espacio político nunca se ha quitado de encima la imagen que tan demagoga y artificialmente sabía colocarle la izquierda española. El “Que viene la derechona” quizá pueda explicar muchos de los palos de ciego del gobierno de Rajoy, tal vez pueda achacarse al miedo a perder electorado que su conformismo e inactividad a la hora de combatir el separatismo se compense con otras leyes actualmente muy debatidas.

No sé si habrá un número significativo de militantes que abandonen el partido para sumarse a VOX, pero dejar un proyecto consolidado y con garantías para sumarse a un viaje de resultado incierto deja presuponer mucha hartura y la existencia de un espacio abandonado al que tal vez puedan sumarse determinados votantes. El PP lleva demasiado tiempo intentando abarcar todo el espectro de la derecha y los brazos ya no le dan de sí.

El mapa político para el votante español parece agrandarse con nuevas opciones ideológicas, y el voto puede fragmentarse, lo que está por ver si es bueno o malo y para quién. La falta de respuesta de los partidos tradicionales llevó en Italia a la desaparición de la Democracia Cristiana y del PCI… lo que ha abocado en una situación rocambolesca dominada mucho tiempo por un personaje como Berlusconi.
Se echa de menos una reflexión general y profunda de la sociedad sobre si la solución a los actuales problemas es cambiar los partidos o cambiar el funcionamiento de un sistema en el que las listas cerradas y la obediencia al comité central -llámese como se llame en cada caso- supone un freno a la conexión con las calles. Si los políticos están pendientes de la aprobación de sus superiores para llegar a los puestos de salida de las listas, ¿pueden estar pendientes de la aprobación de sus ciudadanos? ¿Si tienen que satisfacer los caprichos del aparato de sus partidos pueden satisfacer las necesidades de sus votantes?

2 comentarios:

Cara de Plata dijo...

Sí, ha dicho usted bien. Esa querencia por el sistema de listas cerradas y la obediencia ciega a la consigna se deben al Comité Central del partido político de que se trate, o Центральный комитет Коммунистической партии Советского Союза, si usted lo prefiere.

Star Collector dijo...

El electorado español se ha escorado a partir del 77 hacia la izquierda. Aunque parezca mentira, los partidos de izquierda son percibidos como "los partidos de las ideas", mientas que "el" de la derecha se ve como una agrupación de fontaneros desclasados que viene a paliar las goteras en las cuentas del Estado, cuando el roto de los socialistas es demasiado ostensible. Todo lo que sea crear partidos a la derecha que apuesten por principios liberales, por la defensa de las libertades, por la vida, por, en definitiva, el ideario conservador, bienvenidos sean; el electorado agradecerá esa variedad de opciones. Una apelación perpetua al voto útil, al mal menor, conduciría inevitablemente a un triunfo socialista decisivo, hacia un neofelipismo.

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