Si España fuese un país normal a
estas horas estaríamos todos en la calle celebrando la fiesta nacional, como
los norteamericanos el cuatro de julio. Si España fuese un país normal el
Estado conservaría poder y atractivo suficientes para limitar democráticamente
los nacionalismos a la menor posibilidad electoral. Algo parecido a Francia. Si España fuese un
país normal celebraría a Castilla, sus fiestas y sus victorias, (Las Navas de
Tolosa, Descubrimiento de América o Dos de mayo) como Portugal hace con
Aljubarrota.
Pero está claro que somos un
error histórico y no solo ponemos en cuestión la bandera de la nación,
cambiándola según cambien los regímenes, sino que tenemos presidentes que aceptan que el
concepto de nación es discutido y discutible, haciéndolos más fuertes y
dotándoles de argumentos.
Como somos un país enemigo de sí
mismo somos los primeros en patrocinar y votar a una izquierda que quiere
organizar juicios sumarísimos por genocidio a Cristóbal Colón y la conquista de
Castilla… o a su heredera España, aplicando conceptos sociales, mentales y
legales del siglo XXI a hechos del siglo XV… olvidando que por el medio hay una
declaración de los DDHH, descubrimientos mil, avances médicos y sociales de
todo tipo, la conquista de la luna y cochecitos paseándose por Marte. Con el
cambio cultural y social que todo ello supone. ¿Qué harían con estos
individuos, cuántos seguidores tendrían, en la Inglaterra que casi terminó con
la población autóctona de Norteamérica? ¿Dónde enviarían a estos personajes en la
Francia que estuvo a punto de acabar con los aborígenes de parte de África? ¡Y
ya era el siglo XIX!
Como somos una excepción a la
evolución de nuestro entorno, para castigarnos por haber votado políticos
corruptos, falsos y embaucadores escogemos políticos que quieren acabar con el
Estado, con la libertad o con ambas cosas. Como somos un bicho raro dentro de
la competencia general de las naciones la cultura popular no está dirigida y
gobernada por unas leyes educativas aceptadas por los partidos más importantes,
sino que está dirigida y gobernada por Gran Hermano o Sálvame y Mujeres y
Hombres o Viceversa
Siendo así, siendo un país insólito,
ajeno a su entorno político europeo, social o culturalmente, estando educados
por Telecinco, ¿a quién puede extrañar que nuestro mayor enemigo seamos
nosotros mismos, a quién puede extrañar que haya españoles enemigos de celebrar
la fiesta de España?
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¿Es por este desprecio que sentimos por lo nuestro por lo
que los españoles enmarranamos nuestra lengua con tres tacos cada dos palabras?
¿No es debido a esta mala opinión que tenemos de nosotros mismos que preferimos
los extranjerismos innecesarios “porque dan más nivel” a lo que decimos? ¿No es
por este menosprecio que sentimos por nosotros mismos por lo que escogemos las
tradiciones extranjeras, Halloween, y arrinconamos las propias? ¿No es debido a
esta mala opinión que tenemos de nosotros mismos que Ada Colau califica de
genocidio, con criterios éticos y morales del siglo XXI, lo que ocurrió en el
siglo XV? ¿La izquierda inglesa califica de genocidio la desaparición de los
apaches, arapahoes, sioux y tantas otras naciones de América?
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