Antes de empezar debo pedir disculpas a los lectores por la
generalización que he hecho en el titular. En realidad no es Francia quien está
contra los homosexuales, sino que una parte de la sociedad francesa está contra
la política de François Hollande en pro de los homosexuales y sale a las calles
a manifestarse.
No deja de ser llamativo que una sociedad abierta, muy culta
y muy evolucionada como es la sociedad francesa se movilice contra leyes de
este tipo. Para nosotros Francia ha sido siempre la puerta de Europa y, como
tal, la puerta de la civilización y de la evolución. Desde el punto de vista
español, oponerse a las leyes a favor de los homosexuales no es ni civilizado
ni evolucionado. A lo mejor los españoles hemos equivocado nuestro rumbo y
tenemos que seguir pasando de vez en cuando por Francia para aprender y
evolucionar.
Pero no, no quiero en este artículo hacer una crítica de la
legislación española, básicamente la que promovió el tonto de León, sino de la
sociedad española. Estoy de acuerdo en que las relaciones homosexuales existen
y había que regularlas… permisos, licencias de trabajo, herencias y muchas
otras cosas necesitaban una regulación. Pero llamarle a eso matrimonio es una
desfachatez que ofende a los verdaderos matrimonios, los heterosexuales. Y
empiecen ustedes si quieren a ponerme verde.
Pero en Francia, los muy demócratas, cultos, progresistas,
evolucionados y europeizados franceses no consideran despreciable manifestarse
contra las leyes teóricamente progresistas, nadie se avergüenza de ello, nadie
se dice “me van a llamar facha si pienso que…”. Por eso entre otras razones me
ha gustado siempre Francia, siempre nos ha enseñado el camino de la Libertad, y
si antes fue el de Perpignan ahora es el de la libertad sin complejos. Si en
España dejaran de adoctrinarnos tanto desde las teles –no hay comedieta
española en la que no haya un par de homosexuales impartiendo clases de
corrección política- y sobre todo si los españoles dejáramos de tener tantos
complejos de facha por exponer cómo pensamos, nos iría de otra forma en
política, en economía y en cultura nacionales… mientras sigamos siendo una
nación.
Uno de los problemas de España es que nos han enseñado lo
bueno, bonito, sano y agradable que es ser progre, mientras nos han convencido
de que todo lo demás es ser facha, pecado nefando del que todos queremos
borrarnos, no vaya a ser que la sociedad nos señale por la calle con el dedo.
El velo de lo políticamente correcto tapa conciencias y mentes, corrigiendo
inmediatamente cualquier pensamiento original pero descarriado; cualquier idea
que salga de la santa senda del progresismo es tachado de pecado horrendo digno
de todo desprecio. O pasamos por las horcas caudinas de opinar como me dicen
que debe opinar una persona lista o soy carca. Los españoles, determinados
españoles, babean como tontos cuando en las teles los progres exponen sus
teorías laicas, colectivistas, absurdas, vengativas… (Sí, claro, también las
hay inteligentes, sanas y efectivas, pero me refiero a las que me refiero,
claro) mientras denigran sin sentido a cualquier que acuda con el cartel de
carca, sean sus teorías absurdas o lógicas, da igual, si llevan el estigma de
ser carcas van de culo ante los españoles.
Queda así anulado todo pensamiento propio, meritorio,
original y fresco, cercenado a favor de más de lo mismo, más ideas como las que
se exponen en Sálvame, Gran Hermano (¡Somos un país que ha llegado sin
pestañear a quince ediciones de Gran Hermano!) y payasadas que llaman comedia,
como “La que se avecina”, pongamos. En el momento actual, es impensable que los
españoles se movilicen en las calles contra el aborto o e matrimonio
homosexual. Al menos tan masivamente como lo acaban de hacer los franceses.
El día en que los españoles sepamos pensar por cuenta
propia, sin tener en cuenta los patrones dictados por la progresía bien pensante,
apoyando o rechazando lo que sea pero por cuenta propia, contradiciendo sin más
los manidos clichés sociales, pensando y buscando en nosotros nuestra propia
opinión… ese día… ese día seremos europeos.
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