Palencia es una emoción:

14 febrero 2007

Un solo PSOE, una sola postura

El PSOE se ha lanzado por la senda de la provocación, se ha olvidado de las acusaciones de crispación que lanzaba sobre Aznar y se ha decidido a seguir por la misma senda de la tensión política y social. España está en tensión y en crisis desde que explotaron aquellos trenes y José Blanco y Zapatero están decididos a sacar tajada. Cuando más rabie la derecha, para lo cual no hace falta mucho esfuerzo, más credibilidad tendrá lo de la “derecha extrema” y más movilización de los votantes de la izquierda. A río revuelto, ganancia de pescadores.
Sólo en esa tesitura se entiende el nombramiento de alguien como el actual ministro de Justicia, sólo si se tiene claro que se busca el ruido y el alboroto se puede nombrar como ministro a alguien con la trayectoria incordiante y chinchosa de Mariano Fernández Bermejo. Sólo si se tiene claro que al PP le conviene sumarse esta teoría se puede entender el recibimiento hostil plagado de descalificaciones que le han proporcionado. Sólo desde la parcialidad y el sectarismo más extravagantes se entiende las declaraciones del nuevo ministro durante su toma de posesión. Todos contentos, entonces. ¿Y España?
En el momento presente existen por lo menos dos grandes tendencias del PSOE que mientras coexisten luchan soterradamente por el poder. En el poder del partido y de España están aquellos que se sumaron satisfechos al caballo ganador de Zapatero, formando a su vez dos corrientes: los que apoyan sumidos en la felicidad frases guerracivilistas como las de Mariano Fernández, convencidos de que eso es bueno para el partido, y los que buscando sus apoyos en los partidos nacionalistas piensan que no es posible gobernar España sin el consentimiento de éstos, apoyando sin reservas posturas soberanistas, como es el caso de los socialistas vascos o catalanes, no importándoles aprobar los nuevos estatutos con menos consenso y votos de los que tuvieron los originales. Entre sus esfuerzos de acercamiento a los nacionalistas hay que señalar su apoyo a las selecciones autonómicas y de apoyo a la excarcelación de De Juana Chaos. Todo por el poder.
Enfrente de ellos está la corriente silenciosa, sumisa, temerosa del enfrentamiento con la cúpula de la ejecutiva, de que cualquier manifestación de disenso perjudique electoralmente al partido, dispuestos a callar y tolerar estoicamente casi cualquier dislate mientras provenga del lado correcto de la sociedad, es decir, de su partido. Todo antes que ser llamados desleales con el partido. Son ellos los que creen que les unen más cosas al PP que a ERC y al PNV, como por ejemplo una parecida visión del Estado y un semejante concepto de España. En ellos aflora incluso un sentimiento de españolidad y de orgullo patriota, tan mal visto tradicionalmente por la izquierda española, del que las otras dos corrientes en el poder parecen haber renunciado no fueran a ser llamados fascistas nacionalistas. Aunque en ellos existe un fuerte sentimiento de enfrentamiento a la derecha, véase Alfonso Guerra y Rodríguez Ibarra, en algunas ocasiones han manifestado, con gran discreción, igual enfrentamiento a las decisiones soberanistas de compañeros de su propio partido.
Es este grupo, encabezado por José Bono y al que se han sumado posteriores apoyos, el que perdió las últimas elecciones internas del PSOE y que se mantiene a la expectativa dispuesto a tomar el relevo a poco que fallen los resultados zapateriles en los próximos meses. Acomplejados, mantienen un elevado nivel de discreción, poco dispuestos a luchar por sus ideas. Temerosos de manifestarse en público y sin atreverse a sacar la cabeza de debajo del ala son esclavos de su miedo al enfrentamiento, poco convencidos de su poder. Sin embargo una parte muy importante del partido está pendiente de sus escondidos pasos, esperando que se decidan a iniciar acciones encaminadas a poner fin a los desmanes de Zapathuero y a encabezar un renacimiento del socialismo tradicional que trajo a España años de beneficio y lucha común en lugar de enfrentamiento estéril contra la “derecha extrema”.

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