Nos lo tenemos merecido, involucionamos hacia el individualismo, la hosquedad y la chabacanería. No nos quejemos, son valores en alza en una sociedad en la que mola llevar barba de tres días, aparecer en una entrega de premios con vaqueros rotos o enseñar el tanga por la cinturilla del pantalón. Así pues nos hemos merecido a la cantante Bebe, su zafiedad y su memez sobre dos piernas mientras presentaba su nuevo disco. Dos patas.
Lo de menos es que fumara estando prohibido en toda España. Se creerá que por cantar, no demasiado bien, por cierto, se le permite todo. Hala, jumentud, todos a fumar como Bebe. Además estaba borracha o se lo hacía. Alcohol como sistema de diversión, qué díver, chica, que guay, cómo se lo pasarán tus fans. Y terminó la sesión insultando a la prensa y hablando de sus bragas. Tan maja ella. Oiga, lector, ¿a usted le interesa algo de las bragas de esta buena mujer? ¿Tiene interés para alguien con sentido común?
Nos lo hemos merecido, estamos levantando una sociedad mema, con una inversión de valores, en la que si una cantante habla en público de sus bragas queda chachi piruli, progre total y fashion a tope mientras quienes defendemos los valores contrarios somos antiguallas cavernícolas. Viva La Noria, viva Kiko Matamoros, caca, culo, pedo, pis.
Joé, Bebe, maja, que megaguay eres, qué superflipante eres y la de discos que venderás. Bueno, que hayas insultado a la prensa tiene una disculpa, son unos pobricos mileuristas que tienen que madrugar y trasnochar para ganarse el jornalillo que llevar a casa, son unos infelices que no tienen la suerte de ser como tú, de irradiar esa felicidad por hablar a unos desconocidos machacateclados sobre tu ropa íntima. Maloliente, sudada y manchada.
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