Fascistas de izquierdas y leninistas de derechas.

Llevaba años latente y han aprovechado una excusa para traerlo otra vez a la primera página de los periódicos y a las entradillas de las radios. Fascistas y antifascistas andan montando otra guerra civil a navajazos y pedradas a la policía y se sienten felices y contentos de que volvamos a ocuparnos otra vez de ellos, es casi todo lo que buscan, lo que más les importa y para lo que se visten cada mañana.

A ninguno de ellos les importa un comino un futuro mejor, dígase, para España o para el internacionalismo proletario, qué más les da. Lo que les preocupa es matar al otro, aniquilarle y deshacerse de su cuerpo arrojándolo a la cuneta de la Historia. Ambos quieren imponernos su visión de la Humanidad a toda costa, todo el que no es como ellos es su enemigo. Y ése, exactamente ése, es su peligro.

Porque ni usted ni yo, ni España ni los proletarios unidos del mundo marxista, somos así. Nadie cree en los autodestinados a salvar a los demás de las siete plagas de Egipto, nadie los necesita ni los llama ni los quiere. Pero ellos están ahí, están aquí, entre nosotros. Al Gobierno se le presenta un grave problema que en los próximos días va a aumentar, exagerando su enfrentamiento, llenando de sangre los primeros minutos de los informativos, haciéndoles sentirse orgullosos de haberse enfrentado a la policía, esos esbirros del poder que no les dejan acabar a sangre y fuego con el mobiliario urbano, las librerías de izquierdas o los grandes símbolos con forma de hamburguesa del poder capitalista con residencia en Guasintón.

Porque unos y otros, fascistas de izquierdas y leninistas de derechas, sólo saben que no quieren saber nada, salvo que usted es su enemigo porque no es como ellos, usted es el contrario a ellos. No lo pueden permitir y han jurado venganza ante las cámaras de cualquier talk show de cualquier televisión de cualquier tarde.