Palencia es una emoción:

23 enero 2008

España, un país asombroso

Uno no deja de asombrarse de vivir en el país en el que vive. ¿Cómo no asombrarse de que uno de los argumentos de un candidato político sea decir que obligará a cumplir la ley? Es que dice Rajoy que facilitará a todos los niños catalanes la posibilidad de estudiar en castellano. Y se ha armado la gorda. Obsérvese que Rajoy no dice que impondrá el castellano, ni que impedirá el estudio del catalán, no, no. Sólo dice que permitirá estudiar en castellano al que lo desee.

Y ruego al lector que de este comentario no deduzca mis inclinaciones políticas. Que un partido tenga, en mi humildísima opinión, razón en una cosa no quiere decir que la tenga en las demás. Y lleven también este argumento en sentido contrario, por favor. Seguro estoy de que hay mil razones para votar tanto a Rajoy como a Zapatero. Me importa mucho quién sea el vencedor del día nueve de marzo, no me supongan indiferencia, pero no entiendo a quienes todo lo ven maravilloso en un partido y radicalmente negro en el otro. Además… hay más partidos, hay otras posibilidades de voto.

Pero estaba con lo de estudiar en castellano. Para mí que la culpa la tiene Franco. Estuvo tantos años en el poder, lo ejerció de manera tan absoluta y total, oprimiendo a quien deseara hablar catalán, gallego o vasco, impidiendo la libre expresión en estos idiomas (y en castellano también, ¿o se nos olvida esto?) que a la fuerza han surgido imitadores por doquier. Ahora resulta que también hay catalanistas que pretenden remedarle, imponiendo un idioma y excluyendo otro. E incluso acuden a los mismos argumentos de Franco: la unidad del pueblo (y pongan ustedes aquí “catalán” o español”, qué más da). ¿No es maravilloso cómo a veces se tocan los extremos?

Yo puedo, malamente, muy malamente, comprender que Ernest Maragall pretenda que por cataplines se estudie sólo en catalán. Miren, y retorciéndome de dolor hasta puedo entender que un cordobés como Montilla esté de acuerdo y lo apoye… Pero lo que no acabo de entender es que lo apoye el PSOE, aunque sólo sea con el silencio. No entiendo por qué mi vecina del piso de arriba, militante acérrima del PSOE, es su derecho que no cuestiono, apoya con su silencio y su voto esta necedad; no entiendo que Bono, tan españolista, se encoja de hombros y no dé con el zapato en la mesa; no entiendo que la alcaldesa de mi pueblo (Quién la imaginara hace unos años) no se suba a la mesa del comité socialista al que pertenezca y defienda su propia lengua. Chelo, es tu propia lengua. No entiendo que el alcalde de Palencia calle. Callan y pagan las cuotas. ¿No habíamos quedado en que el PSOE era el partido de la libertad? ¿La de quién? ¿Qué es anterior, el PSOE o los derechos ciudadanos?

Admito vivir en un país que me asombra, los afiliados del partido que lleva más de cien años predicando la libertad callan y se frotan las manos porque van a ganar las próximas elecciones… con la evidente anuencia de los votantes. Millones de personas se inhiben y les votan, seguro que con razonables y poderosos argumentos, pero tragando incongruencias como ésta.

Tengo relación personal con algunos cargos provinciales del PSOE. Les reto a que me expliquen todo esto. Yo pongo el café, la cerveza o lo que consideren más correcto políticamente. Sólo quiero escuchar, que las palabras las pongan ellos. Dice Rajoy, ese facha que cercena el progreso del centrista Gallardón, dice la derecha cavernaria y retrógrada, que hay que facilitar que estudie en castellano el que quiera estudiar en castellano. Manda narices, qué disparate.

¿Y los nacionalistas catalanes? Crecidos, claro.

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