Palencia es una emoción:

13 enero 2008

Sin mierda no hay paraíso

Lo último que se espera de un columnista es que se repita, que a los pocos días vuelva a la carga con los mismos temas, con los mismos argumentos, con los mismos razonamientos. Lo siento, pero Telecinco, visto el éxito de “Escenas de matrimonio”, nos recuerda que en esta sociedad “Sin tetas no hay paraíso”. Si no quieres caldo…, tienes que comulgar con ruedas de molino.

Volvemos a la zafiedad, a la vulgaridad y a reírnos de nuestra cultura. De nuestra incultura, sería mejor decir. O sea a reírnos de nosotros mismos pero haciendo sangre. Telecinco está inmersa en una crisis de espectadores, a pesar de tan atractivas e interesantes series como éstas a las que aludo, y para combatir el malquerer de los espectadores cualquier cosa vale, supongo yo.

Son muy conscientes los guionistas del nivel cultural del espectador español. Es lo que hay que pensar ante tanta reiteración en la zafiedad, ante tanto revolcón popular en la basura, porque nos estamos revolcando muy gustosamente en la mierda, sin mierda no hay paraíso. Hemos llegado a un punto en que sólo se puede pensar mal, muy mal, de la inteligencia, la cultura del ciudadano medio. Nuestras inquietudes filosófico existenciales se resumen en que “Sin tetas no hay paraíso” y en que más valen dos tetas, mejor si son grandes, que dos carretas, ya se sabe.

Me imagino al espectador medio de estas dos joyas de la sociología del siglo XXI metiéndose el dedo en la nariz a la caza y captura de una idea inteligente mientras la televisión expulsa estos esperpentos, que me perdone Valle-Inclán, reflejo de la mentalidad del homo actualis, degeneración simiesca del homo antecessor de Atapuerca. Como degradación colectiva parece bastante profunda, aunque estoy seguro de que nunca será la máxima. Con qué moral, con qué propósito de mejora, con qué contribución al progreso de la Humanidad se levantará cada mañana un ser ¿humano? que haya pasado la noche revolcándose en la bajeza cultural de estas dos series. ¿Qué filosofía vital se está imponiendo, qué estamos trasmitiendo a las próximas generaciones? ¡Qué herencia cultural estamos trasmitiendo!

Si ésta es la España que hemos construido en Democracia, mejor me borro. Mejor me borro de español medio, me borro de esta mesocracia basura, me borraría si pudiera de este sistema educativo basura del que formo parte mal que me pese, pero que está triunfando al moldear “asín” a quienes van a formar parte de su futuro. Me borraría como ya me he borrado, hace muchos años de teleespectador medio.

¿Dónde están, dónde se meten tantos giliprogres defensores de la dignidad de la mujer cuando conviene a sus intereses? ¿Dónde, las asociaciones feministas? ¿Dónde, aquellos que protestaban, tan justificadamente, porque una modelo saliera en ropa interior para anunciar un coche? ¿Por qué callan, tan estúpidamente como de costumbre, esos ñoños soplagaitas conservadores que se asustan de que suene un taco en una serie, pero que van regalando a otros más perspicaces este terreno de combate social, el de la buena educación, el respeto y el feminismo sincero y profundo, como si a ellos les diera igual, como si anduvieran sobrados de argumentos para reivindicar sus posiciones?

Me llama la atención el generalizado conformismo social que no levanta la voz contra Telecinco y sus gestores; me llama la atención la naturalidad con que se acepta cualquier afrenta que cada noche nos eche la televisión siempre que sea suficientemente progre, zafia o políticamente correcta; me llama la atención la ausencia de una sociedad que pondría el grito en el cielo si en una serie alguien llamara maricones a los homosexuales, si alguien saliera defendiendo las bondades del tabaco.
¿Por qué callan, tan cobardes?

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