Palencia es una emoción:

03 septiembre 2008

España anda desenterrando a sus muertos.



Hoy se me van a enfadar los lectores. No tengo una opinión contundentemente clara al respecto de los desenterramientos de la Guerra Civil con la que gratificar a unos o a otros.

Trátese el tema del que se trate, creo que no siempre la razón está absolutamente presente en unos argumentos ni los contrarios carecen necesariamente de toda lógica. La razón suele estar repartida con tanta frecuencia como la opinión humana. Ni un partido está permanentemente equivocado ni otro acierta plenamente. Y, digo, esto suele pasar respecto a cualquier tema de actualidad del que se trate.

Con los desenterramientos de los muertos de la guerra de nuestros antepasados me ocurre eso. Que me parece que ambos bandos, de nuevo estamos divididos en bandos, qué horror, tienen parte de la razón, que ambos están parcialmente equivocados y que ambos tienen razones para ceder y envainársela.

A mi padre estuvieron a punto de fusilarlo los de “su” bando, afortunadamente se deshizo el endiablado entuerto y aquí estoy yo, pero si lo hubiesen enterrado en cualquier cuneta yo desearía encontrarlo, homenajearlo y enterrarlo civilizadamente tras haber llorado un buen rato. ¿Cómo oponerse a tan lógico deseo de hijos y nietos de los asesinados de aquella guerra cruel? Hacerlo supone además arrojar justicia sobre unos hechos injustos y cainitas sobre los que el oprobio y el olvido cayeron largos años. Es doloroso revolver el pasado pero España no va a regresar a otra guerra civil por aclarar centenares de criminales “paseos”.

Pero existe la sospecha de que detrás de algunos, y digo algunos, de los promotores de estos desenterramientos no sólo existe afán de justicia o de esclarecimiento de sucesos históricos, a veces está claro que se persiguen fines políticos, deseos de venganza o simplemente remover el presente para condicionar el futuro.

¿Qué hacer cuando los valores se mezclan, cuando hay razones para una cosa y para la contraria? Familiares de García Lorca se oponen a que se exhumen sus restos, pero en la misma fosa se encuentran los otras de personas cuyos familiares están deseando hacerlo.

Pero además todos sabemos que se cometieron asesinatos viles y perversas injusticias en ambos bandos, es la perversión de cualquier guerra, especialmente si es entre hermanos. Poner el acento y la intención sólo en una parte no supone justicia, sino el aludido afán de venganza, querer devolver el mal sufrido, lo que trasluce partidistamente en algunos de quienes defienden esta posibilidad.

Lo que no supone reparar una injusticia sino causar otra.

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