Palencia es una emoción:

29 enero 2008

Miedo al nueve de marzo.

Me dan miedo las elecciones del próximo mes de marzo. Mucho me temo que pueda ganarlas el que más dinero dé en vez de ganarlas el mejor. Se han metido los dos grandes partidos (Ya de paso, no se nos olvide que hay otras opciones de voto) en una loca espiral de ofertones que ni El Corte Inglés.

Han puesto precio a nuestro voto, éste era el momento en que los grandes programadores del Ministerio de Educación estaban buscando desde hace treinta años, por fin han conseguido arrastrar la cultura del español medio hasta convertirle en un ser tan estúpido que pueda creerse esta ofensiva subasta electoral. ¿De verdad somos así, es tan triste la realidad española, somos tan bajos y zafios que se puede comprar, no ya nuestro voto, sino nuestra inteligencia, nuestra capacidad de raciocinio y nuestra libertad? ¿Con dinero? No con carreteras mejores, no con más hospitales, no con una mejor educación, no con más grandes científicos, no, no. ¡Con dinero! ¿Pero por quién nos toman? O ¿en quién nos hemos convertido?

Y después de las rebajas de enero viene la Quincena de Oro. Después, la semana fantástica y los ocho días de La India, para acabar con la semana Blancolor. Dos mil euros por ser menor de 21 años, tres mil por tener un hijo, cuatro mil por alquilar una casa, cinco mil si eres mujer. Y encima te devolvemos quinientos euros en cupones de la ONCE. El próximo paso será pagar un bocadillo y una cerveza a los que vayan a los mítines. No, eso ya lo hacía Franco y da mala imagen. Bueno, pues que nos inviten a un porro, que es moderno, juvenil y progresista.

Me da miedo, me asusta que sea verdad, me espanta que estemos ante millones de ciudadanos que en vez de sentirse profundamente ofendidos y noblemente indignados con esta lluvia de ofertas electorales se las crean de verdad y nos vendan a todos al partido que más oferte en esta puja de chalanes, que ridiculiza tanto a quien la formula como a quienes la tienen en cuenta. Me da miedo que hayamos puesto el futuro de España en las manos, en los votos, de quienes resulten ser más inmaduros, ingenuos, zafios y corruptibles. Me aterroriza que el futuro de España lo decidan en las urnas quienes más valoren el dinero o quienes menos aprecien su libertad, quienes sólo la cifren en una cantidad de euros.

Los políticos que nos están conduciendo por este camino impúdico, les recuerdo, lectores, que estoy hablando de ambos partidos, no son dignos de representarnos. Tasar millones de votos, el futuro, nuestra libertad y nuestra dignidad en un puñado de dinero es ruin, obra sólo de seres inmundos e impresentables que prescinden de más elevados valores humanos, es convertir al dinero en lo más meritorio de nuestra sociedad. Creer que van a comprar mi voto, mi opinión, mi libertad, mi honradez o mi capacidad de raciocinio es tomarme por imbécil, ofenderme, menospreciarme e infravalorar la educación que mis padres y tantos esforzadísimos maestros se ocuparon de darme a lo largo de mi infancia y juventud. Dignidad a cambio de monetarismo, nunca.

Porque en este aluvión torticero de ofertas crematísticas hay más de corrupción a escala nacional que de cultura electoral. Lo de “Vótame que yo te pago más” es un primer paso para convertir a una nación en un pueblo sin decencia, que vende su honor por un plato de lentejas. Esto es a una campaña electoral como “Los 40 Principales” a Mozart, como una película de Torrente a “Casablanca”. Soy español y quiero seguir siendo español, pero la verdad es que cada día que avanzamos hacia las elecciones me da más vergüenza. Ni plutocracia, ni democracia ni mesocracia: Corruptocracia

El gran problema es que si no quedamos satisfechos no nos devuelven el voto. Lo que demuestra que España es peor que El Corte Inglés.

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