Palencia es una emoción:

23 noviembre 2012

Son nuestros hijos de puta, señores.


La campaña catalana que se ha cerrado anoche no ha servido para hablar de los problemas de Cataluña. Como suele suceder cuando los que mandan tienen bien amarrados a los medios informativos la culpa es siempre del enemigo exterior. Artur Mas cubierto con la senyera ha servido las informaciones de corrupción del diario El Mundo como alimento a sus fieles, que las han devorado sin perder las más mínimas ganas de votar a CiU. Y eso ha ocurrido desde siempre, a pesar de aquel famoso 3% del que habló Maragall.

La culpa es siempre del enemigo exterior que ataca a Catalunya… aunque todas las informaciones aparecidas hablaban de los dirigentes catalanistas y no criticaban a los catalanes. El problema no es de la corrupción de los dirigentes, verdadera o inventada, sino de aquellos que querían destruir a Cataluña. Tomarse a sí mismo como valor patriótico, como representación del pueblo, asignarse el concepto de nación para sí y sus ideas es algo que ya hacía Franco.
Manejar a las masas está fácil cuando se domina por subvenciones o por presiones a los medios de comunicación y si además se cuenta con el encogimiento de los políticos contrarios, asustados por si se les llama anticatalanistas por acusar al máximo dirigente vencer es más fácil. Vade retro.

Las acusaciones a Artur Mas y a Jordi Pujol no sirven, contra la intención de quien las puso en marcha, para restarles votos, la bandera lo cubre todo, lo tapa y lo disimula todo. Pero por encima de otras consideraciones… ¿conocen alguna región española que haya castigado electoralmente a sus dirigentes corruptos? Y aún más ¿en las elecciones generales? Serán unos hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta.

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