Palencia es una emoción:

18 febrero 2009

La novia del asesino y la madre de la novia del asesino.

Confieso que veo poco la tele, incluso cuando estoy muchas horas en casa. Aunque debo confesar que a veces no la veo, la duermo. Desde luego lo que no veo ni harto de vino son las pedestres series españolas, si hacemos excepción de “Cámera café”, y esos bárbaros programas supuestamente de actualidad en las que atolondradas señoras entradas en grasas, embrutecidas hijas entradas en gilipollez y mastuerzos padres entrados en pitopausia mental van a contar en público sus miserias. Quizá debiera mejor decir que veo poco la televisión… española.

Así que les ruego a ustedes que me disculpen por no estar enterado al cabo de la calle de que la novia del asesino confeso de Marta del Castillo ha acudido a una o varias televisiones, a ésos u otros programas parecidos, a soltar su particular visión de esta feria lujuriosa, cochambrosa y desventurada en que hemos convertido la tragedia de esta joven sevillana.

Pero el caso es que leo que ha acudido, incluso entiendo que algún informativo ha reproducido al menos unos breves segundos de sus declaraciones. Lo que me confirma la miseria moral, la podredumbre y la perversión de valores de las cadenas de televisión y de los espectadores que escogen pasar sus minutos ante esos programas. No sé quién fue antes, si los espectadores que tienen el tosco gusto de ver esos programas o los programas que necesitan a esos espectadores. Nunca sabremos si fue antes la hediondez cultural de unos o el deseo de hacer caja de los otros. Sé sin embargo que se complementan, se apoyan y se retroalimentan, que se necesitan mutuamente.

Desconozco qué pasa por la cabeza de la madre que “recoge” en su propia casa al ¿novio? de su hija de catorce años y permite que conviva con ellos, eso sí, sin acostarse juntos. ¿Sin acostarse? Que no me digan que se trata de una manera de apoyar al pobre chaval huérfano, no, que tenía casa y trabajo, que tenía su propia vida jalonada por un rosario de novietas anteriores más algún problema con la justicia. Existen sin duda mil maneras de apoyar al muchacho sin meterle en casa, sin comprometer a tu hija, existen muchas maneras de apoyar al zorro sin meterle en el gallinero. ¿Qué mentalidad es ésa, qué degeneración de valores es?

¿Qué mentalidad es ésa que te lleva a exhibir a tu hija ante las cámaras impúdicas de una impúdica España para que cuente su impúdica historia? ¿Qué sociedad estamos construyendo para que productores de televisión se froten las manos con este envilecedor asunto? ¿Qué perversión de valores estamos afrontando que impide que millones de espectadores aprecien la indecencia de esta beoda sucesión de acontecimientos?

La sociedad degenera y valores de privacidad, discreción y cautela perecen ante el reteñir de las monedas que los productores televisivos depositan en las seguramente precarias cuentas bancarias de estas familias. El dinero, que siempre lo pudo todo, es, ahora como siempre, el becerro ante el que se postra bobalicona, baboseante y borreguera, nuestra sociedad actual. La diferencia puede ser que ahora es el único becerro de oro de una sociedad de pocas miras, corto entender y ningún alto criterio moral. Lo que se perdió Judas por haber nacido dos mil años antes, ahora estaría paseándose por los platós presumiendo de su hazaña y llenándose los bolsillos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que más me preocupa a mí de todo esto no es la basura que va a televisión a sacarse unos miles de euros, lo que más me entristece es que la cuota de pantalla de todas estas bazofias es exageradamente alta en este país.

Esto denota el grado de cultura, el ato grado de analfabetismo que tenemos en España, y esto es triste, muy triste; y grave, muy grave.

Que país vamos a dejar a nuestros hijos?

Un saludo Pedro.

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