Palencia es una emoción:

28 febrero 2009

Mi médico se equivoca gravemente.

El sol de invierno lleva varios días calentando con firmeza las mañanas de mi tierra y estoy de buen humor. Termina febrero y deja paso a la primavera, la época que mejor publicidad hace de la vida. Estos días la intensidad de la luz hiere con especial intensidad los parques y las calles de las ciudades y preñará de trigo los campos y reverdecerá las choperas. Y por ahí empieza mi buen humor, ni siquiera las noticias que cada noche recojo en los digitales consiguen ponerme de mal humor. Bueno, si exceptuamos una.

Si empiezo por lo intrascendente, me encuentro con Antonio Banderas, que se dispone a rodar a las órdenes de Woody Allen. A mí Banderas me parece de lo mejorcito del cine español, por encima de penélopes y Bardemes. Este hombre que no oculta sus simpatías políticas está a años luz de calidad humana de los anteriores, cae bien y es un actor completo. Sé que sólo es una cuestión de filias y fobias, pero me alegra saber que los actores españoles salgan adelante y triunfen a nivel mundial. Ya sólo falta que me guste el cine español. Sí, sé que no soy original, lo mismo dice media España. Nada de ello consigue perturbar mi buen humor, salvo una noticia de la prensa digital.

Quizá sea que mi médico me ha dado buenas noticias en los últimos días y me da nuevos bríos, pero me siento de buen humor mientras en Galicia y en Euskadi ha cesado el ruido de los mítines y la reflexión antecede a la jornada electoral; casi me da igual quien gane porque la palmada de mi médico en mi espalda y su palabra tranquilizadora actúan de bálsamo y acarician mi ánima con la misma efectividad que este sol primaveral de febrero. Ambos llegan cuando no les esperaba y me iluminan y reconfortan mi camino. No hay noticias en los digitales, salvo una, sólo una, que perturben mi buen humor. Ahí fuera, casi a mi lado, se posa un pájaro, se da media vuelta, me ve y sigue piando hasta que otro se posa a su lado y se van persiguiéndose. Demasiado bucólico pero es verdad, allá ustedes. Mi ánimo crece al ritmo de las temperaturas matutinas.

Me da igual a qué cargo empapela el juez Garzón, me da igual por qué unos dimiten y otros no, me da igual que la bolsa se hunda, sin duda alguna ya saldrá adelante y yo todavía no necesito mis dineros. En este momento ni siquiera parece tener relieve suficiente que Obama haya puesto fecha final a la “misión de combate” de EEUU en Iraq. Estoy casi feliz del todo.

Mi felicidad sería completa si no hubiera leído en un diario digital que el gobierno proyecta multar con sanciones de hasta 10.000 euros a quienes den cobijo a inmigrantes en situación administrativa irregular, conforme recoge el anteproyecto de reforma de la Ley de Extranjería, que tipifica como infracción grave “promover la permanencia irregular en España de un extranjero”. Oiga, ¿dar cobijo a un pobre hombre, indefenso y temeroso es una “infracción grave”? ¿Tanto como para 10.000 €?

Me deprimo, hay mañanas en las que uno no está para nada, hasta parece que empiezan a venir nubes gordas y oscuras dispuestas a tapar el sol. Me voy a meter en la cama y llamaré a mi médico a ver si no se ha equivocado con su palmada y sus palabras de ánimo.

No hay comentarios:

Seguidores del blog

Otros blogs míos.