Palencia es una emoción:

24 marzo 2009

El gobierno más marxista de Zapatero.

La decadencia se ve venir de lejos, casi todo el mundo la nota excepto los protagonistas. Le pasó a Felipe González, todos veíamos su incapacidad para oponerse a tanta corrupción como limitó su capacidad de decisión durante sus últimos cuatro años. Y nunca se enteró de su decadencia, se lo tuvieron que decir los ciudadanos en una votación que para él fue terminal. En menor medida le pasó también a Aznar, aunque perdió sus elecciones más por prepotente y chulo con el tema de la guerra que por decadente. O no, a lo mejor la decadencia consiste precisamente en eso, en creerte por encima de la Verdad y de la Justicia, en pensar que estás por encima de la voluntad de tu pueblo.

Y le está pasando a Zapa, el presidente que negaba la crisis, el presidente del pleno empleo, el presidente de la sonrisa de cartón piedra y la mirada de hielo. El presidente del optimismo a raudales nos está llevando a un negro pozo sin haber luchado, sin haber tomado decisiones firmes, contundentes y serias para librarnos de los males del infierno capitalista. Conste que regalar bombillas “made in China” no cuenta, no sirve, no es eficaz, no va a ninguna buena parte. Es una decisión marxista. De los Hermanos.

Cuando se produce un episodio de contradicción, de descoordinación, de absurdo marxista, de los Hermanos, del tamaño del que acaban de protagonizar Carme Chacón, Bernardino León y Moratinos es que la decadencia está muy adelantada; cuando el error es tan de bulto, tan de libro de primeras letras, tan de niño de teta, es que los protagonistas han dejado de ser útiles y merecen ser relevados. Cuando no se dan cuenta del ridículo que han hecho, del bochorno y las risitas internacionales a sus espaldas es que la decadencia ha minado sus meninges. Cuando su presidente calla y se esconde ladinamente tantos días debería… ¿será que no le queda ningún chiste que contar, ningún conejo en la chistera?

A lo peor es que este gobierno está lleno de marxistas, de los Hermanos, y por eso cuando más problemas sufren más problemas originan y más desorden causan: Solbes, el ministro en perpetua dimisión; Sebastian, el genial ministro de las bombillas; Maleni, la ininteligible ministra de hundimientos varios; Bibiana, la ministra de abortos a los dieciséis; Beatriz Corredor, la ignota ministra sin competencias, desaparecida desde el primer consejo de ministros; Bernat Soria, el ministro de los condones. Ah, y Bermejo, el exministro de cazas sin permiso…

Este gobierno empieza a oler mal, a tener mala sombra, a vagar sin rumbo, a gobernar a ciegas como quien pretende acertar en una diana con los ojos vendados. A estas alturas la sala del Consejo de Ministros empieza a parecerse al camarote de los Hermanos Marx. Claro, también puede ser que Mister Bean decida cambiar el gobierno.

¿Cabe algo peor? Sí, que vuelva Charlot. Algunos le reclamaban antes de lo de Galicia.

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