Palencia es una emoción:

27 marzo 2009

Aquel Yakolev-42, lacra del PP

Uno lleva demasiado tiempo observando el comportamiento de los partidos; de los partidos en el gobierno y de los partidos en la oposición, con unos líderes y con otros; unos años con unas posturas y otros con otras… y jamás he acabado de comprenderlos, de comprender su funcionamiento, de comprender sus razones, de comprender por qué están tan aislados de la realidad, de la calle, de lo que el pueblo quiere, de la realidad de los votantes que los aúpan y derriban. Lo del Yakolev, lo de la guerra de Irak, la estúpida inacción de un gobierno cuya máxima joya legislativa es que se aborte a “todo pasto”, niñas de dieciséis años incluidas, como si eso fuera la piedra filosofal a la que agarrarse para crear una España feliz, la arcadia ibérica socialista. Y en todo ello entra además que nunca nadie reconoce un puñetero error, salida de Kosovo incluida.

Para montar el via
je desde Turquía de aquel Yakolev 42, tan extraordinariamente indecente, ignominioso e indigno de nuestros militares, no hace falta un Ministerio de Defensa. Timo’s Air, no lo habría hecho peor. La ineficacia, la inexperiencia, la incompetencia más clamorosa en la organización y contratación de aquel decrépito artefacto volador se vio superada por la inutilidad, la incapacidad y la ineptitud del manejo de todo lo que vino después del accidente. No sé las culpas judiciales que Trillo tendrá que hacerse perdonar, allá los tribunales si se ponen con él, pero su dimisión debería haber formado parte inmediata del paisaje de aquella increíble suma de inaceptables acontecimientos. Con eso el PP habría purgado parte de su pecado, su pésima imagen no habría sufrido tanto y tal vez habría rescatado alguno de los miles de votos que aquello le supuso de pérdida. Mantenella y no enmendalla.

Olvidarse del dolor de las familias, pensar que las víctimas y sus familiares, su pesar, sus sentimientos, eran menos importantes que la imagen que el partido y el Gobierno ofrecieran fue parte de su inmenso error de aquellos días. Despreciar las emociones y ponerlas en un segundo plano era ofender a los muertos, a los familiares y al Ejército. Actuar con aquella falta de tacto es incomprensible en una organización política que depende tanto de la imagen que los ciudadanos tengan de ella. Pasar por encima de los valores humanos de quienes eran servidores de España y sus familias es algo que sólo puede llevar a cabo quienes están tan lejos de la calle, algo sólo comprensible para quien viva encerrado en una torre de marfil, viendo como un extraterrestre lo que ocurre… en el planeta Tierra.

Aquello le costó al PP un chorro de votos. Parece que el partido de Aznar nunca ha sabido manejar bien las crisis. Ocurrió igualmente con la guerra de Irak, los atentados del 11-M y la crisis del Prestige. Ninguna de estas tensas situaciones las supo manejar Aznar, en todas perdió la batalla de la calle. No, no hablo de si hizo bien o no, de eso ya he escrito otras veces, y ni siquiera tiene que ver que ahora la Justicia, tantos años después, les haya dado la razón en el alejamiento del Prestige (¿Dónde se han metido los del “Nunca máis” que no abren la boca ahora?), que cuando a uno le conceden la razón tantos años después no sirve para nada, ni siquiera para reparar la honrilla personal.

Con tantos cerebros cobrando, con tantos asesores (no tantos como Zapa), con tantos abogados, con tantas ejecutivas, con tantos comités resolutivos, con tantos sueldos tan elevados, ¿tanto cuesta pensar bien y sacar adelante situaciones de ese tipo? ¿Ven como la gente de la calle es mucho más sensata, más lista (no hablo de inteligencia, pero a lo peor también) y mejor entrenada para la vida real que los grandes partidos políticos?

¿Una vez estrellado el malhadado avión tanto costaba hacer bien las cosas, sin precipitación? ¿Tanto costaba ponerse del lado de los débiles, de los que habían perdido al hijo, al marido o a la esposa? ¿Tanto costaba sufrir con el que sufría, padecer
con el que padecía, llorar con el que lloraba?

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