Palencia es una emoción:

08 mayo 2009

La discoteca que subastaba niñas

Me parece que la sociedad española perdió el rumbo, el sentido y la orientación de su deriva hace mucho tiempo; vamos directos a la superficialidad más estúpida como demuestra este hecho que a mí entender nos define muy bien como pueblo, mostrando a las claras cómo somos, cuáles son nuestra preocupaciones y nuestros vergonzosos desvaríos.

Por algún motivo que desconozco, quizá derivado de nuestras peripecias políticas, quizá derivado de la larga época de bonanza económica que acabamos de atravesar, hemos pedido la cabeza por lo superficial, por lo banal, por lo intrascendente… especialmente si entra en el campo de lo erótico-festivo.

Otro reflejo de esta sociedad absolutamente consagrada al hedonismo es el botellón, curiosa diversión juvenil que consiste en beber mucho, en beber por beber, en beber cuánto te sea posible en el menor tiempo posible. No se trata de disfrutar bebiendo, sino de disfrutar por beber mucho, lo que importa no es divertirse y pasarlo bien con los amigos, sino en beber por beber, confundiendo el medio con el fin. Ésa es la sociedad española, ése es otro retrato del deplorable mundo que estamos construyendo. Dado que hemos decidido que en nuestra sociedad todo vale, todo es lícito (lo que es otra manera de definirnos) no hemos encontrado la manera de combatirlo, ni siquiera sabemos si es lógico y correcto combatirlo, las autoridades callan y consienten.

Y como el mundo sigue dando vueltas y ya no sabemos qué inventar ahora hemos llegado a la subasta de niñas. O de niños, qué más da. O de casi-niños/as, dígalo usted como quiera. Hace no mucho en mi ciudad los taberneros premiaban a los jóvenes con tantas consumiciones gratis como suspensos hubieran tenido. Lo juro, era así. Ahora son otros, qué más da, todos somos los mismos, los que premian a las chavalas que lleven minifalda. Y las subastan subidas en un escenario público.

Sí, sí, no se me alboroten, ya sé que la subasta era ficticia y el dinero era de juguete, pero el detalle no altera el conjunto. Hacemos el ridículo como pueblo, si es que España es un pueblo, lo que está por demostrar. Lo que nos importa es hacer el gilipollas y de ahí no nos apeamos; la sexualidad, la banalización de la sexualidad, de las relaciones sociales y la trivialización de los valores humanos son las víctimas del mercantilismo popular. Todo vale con tal de ganar dinero, tener más, ser más ricos para irnos de vacaciones muy lejos y volver a contarlo a los amigos. Lo importante de nuestras vacaciones es que los amigos tienen que enterarse, aunque haya que darles el coñazo con las fotos y el video. Todo esto nos lo compramos con billetes de ética, de moral y de racionalidad. Ése no es dinero de juguete.

Todo ello es muy propio de un proletariado aburguesado (o de una burguesía proletaria) que ensalza en sus series de televisión las bajezas, los disparates, las groserías y las zarrapastrosas banalidades que todas las semanas vemos en series que responden a los descriptivos nombres de “Sin tetas no hay paraíso”, “Pelotas” y “Escenas de matrimonio”. Sí, ya sé que tenemos más series, tan malas o peores, que ocultan bajo títulos discretos su perversa escenificación de la realidad social.

De las adolescentes que se sometieron voluntariamente a esa humillación de ser consideradas objetos subastables, de ser consideradas carne fresca, de ser juzgadas únicamente por su trasero, por sus piernas y por el tamaño y la disposición de sus glándulas mamarias y no por sus valores intelectuales, morales y humanos sólo puedo decir eso, que eran adolescentes. En latín “adolescere” quiere decir carecer. Pues eso. Los que todavía carecen de los valores propios del mundo adulto pueden cometer errores infantiles. Como nosotros, pero más fácilmente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EN RELACION AL ARTICULO DEBO DECIR QUE ESAS CHICAS DE LA FOTO Y TODAS LAS QUE VAN A LAS DISCOTECAS, NO SON PARA NADA NIÑAS
DECIR QUE LOS ADOLESCENTES Y JOVENES SON NIÑOS ES TOTALMENTE RIDICULO.

YO TENGO 17 Y NO ME GUSTA QUE ME CONSIDEREN UN NIÑO AUNQUE TAMPOCO SOY UN ADULTO Y LLAMARLOS DE ESA FORMA A LOS JOVENES ES CONTRAPRODUCENTE PORQUE PROVOCAN QUE ELLOS TRATEN DE DEMOSTRAR QUE NO LO SON Y LLEGAN A REALIZAR COSAS QUE NO DEBERIA.

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