Palencia es una emoción:

24 septiembre 2009

Admirar a Zapahuero

José Luis Rodríguez llegó a la presidencia del gobierno sin esperarlo, porque los españoles lo quisieron pero sin esperarlo. Cierto que le echaron una mano los inútiles responsables del gobierno anterior y PRISA, pero porque los españoles lo quisieron. A PRISA con el tiempo le ha pasado lo que a los asesinos de Viriato, que se quedaron sin la recompensa que esperaban. Roma no paga los podios en los que se sube para alcanzar sus objetivos.

Y luego ya no hubo excusa, espero que mis lectores no la encuentren, y ganó sin ellas a un torpe Rajoy, que no conocía a su pueblo ni sabía cómo dirigirse a él. Que ni sabe cómo dirigirse a él. Y en éstas, en lo que nos descuidamos un poco, nos llegó la crisis y Zapa no dudó en echar la culpa a la Banca, a la bandera de EEUU, a Bush, a la conspiración judeo masónica, a los “poderosos” y ahora al cambio climático. Todos tienen la culpa menos él. Menos Obama y él . Y Él, quiero decir.

Para mí que contra lo que dicen las encuestas la crisis es el gran tablón al que el náufrago Zapahuero se ase para mantenerse a flote y salir adelante. A Zapahuero le reconozco el gran mérito de dominar con facilidad la expresión verbal y la mente del español medio, del votante medio. Al español medio le dices que los poderosos le quieren birlar la cartera y se pega con cualquiera que pase cerca. El problema será luego determinar quién leches son los poderosos y quienes los sometidos. Pero ene so Zapahuero ya no entra. Mientras no interese.

El español no se cabrea más que el sueco, pongamos, si le intentan “levantar” el contenido de su monedero, pero lo que no aguanta es que le llamen tonto, que le traten de ello y que se entere todo el mundo. Ser públicamente reconocido como tonto es algo que no soportamos los españoles, antes muertos que sencillos. Si te dicen que los poderosos te intentan robar el fruto de tu trabajo, dejas la chaqueta con el sobre de la paga olvidada en una piedra del camino y te lías a mamporros con todo el que se ponga a tu alcance. El honor es el honor y “todavía no ha nacido el que me engañe a mí, mecagüen la madre que lo parió. Pa machote, yo.” Luego la chaqueta, el sobre y la paga no aparecerán, pero pa machotes, tú.

Y eso Zapahuero lo domina mu requetebién, le echa la culpa al caballo del Cid y todos nos volvemos musulmanes, magnetismo se llama eso. Y es que a la izquierda siempre se le ha dado chachi piruli el agit-pop y el manejo de las masas. Cuando cese Zapa, si es que el sucesor de Rajoy le gana algún día, sugiero que el Vaticano le contrate para aumentar el número de creyentes. Que de la crisis actual tiene la culpa el cambio climático, oigausté.

Zapa llena sus discursos de frases de Kenedy, como es el caso, y al español medio se le cae la baba, que joé, ¿has visto cómo habla el nuestro? Su pico de oro no tiene rival, nos dijo que la crisis se acababa en marzo pasado y nadie se acuerda de sacarle los colores; nos dice que la crisis la van a pagar los poderosos y nadie le dice que no hay suficientes poderosos, bueno, Solchaga se lo dice, pero como es de la casa nadie le hace caso; nos dice que el IVA le van a pagar los ricos y nadie le dice que el español medio se va con Curro quince días al Caribe, que si eso no es de ricos es que todos somos ricos.

Pero España le sigue con devoción, nos propone un cambio radical en las costumbres sociales, en la moral pública, y todos asienten en silencio porque nadie le presta atención, atentos como estamos al susodicho robo de nuestra cartera. Reivindicamos la guerra civil, los derrotados en la guerra civil, el enfrentamiento de clases, pone de jefes de los chiringuitos a propietarios de currículos pajines y bibianos y nadie reacciona, pendientes como estamos de la crisis y de nuestro bolsillo. Nos señala la luna con el dedo índice y España se queda pendiente del dedo, no de la luna. Eso sí, estamos atentos a ver si pillamos a algún poderoso intentando apropiarse de nuestra cartera o si al volver una esquina nos cruzamos con el cambio climático ese para partirle la cara a bofetada limpia. ¿No es de admirar un artista del verbo como Zapahuero?

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