Palencia es una emoción:

02 septiembre 2009

La COPE y yo

No, no soy oyente de la COPE, aunque a lo mejor termino siéndolo. Alguna discusión caliente he tenido al respecto con uno de sus seguidores, gran amigo al que admiro. Siendo esta cadena de emisoras propiedad mayoritaria de la Iglesia Católica no entendía yo que diese cobertura mediática a FJL, el paradigma de lo que no debía ser un cristiano.

La belicosidad, la amargura y el exceso dialéctico del señor Jiménez no podían ser amparados por las emisoras católicas, se corría el riesgo de que el gran público, no sólo los oyentes, equipararan las posturas maximalistas del telepredicador, y las de César Vidal, con las propias de la Iglesia, que deberían estar a años luz de distancia. La intransigencia de las posturas radicales de un señor de Teruel, qué ciudad más encantadora, no podían asimilarse a las de Roma. Y sin embargo así era para una inmensa mayoría de ciudadanos. En nombre del comercio publicitario, en nombre del rendimiento económico, no puede justificarse todo.

Que la Iglesia de Roma diese cobijo a la ofensiva verborrea, a la fea dialéctica, a la intolerancia hecha micrófono, era un despropósito que se debía haber corregido años hace. Tardaron los obispos, o quien en su nombre actúa, en darse cuenta del disparate y ésos fueron años en los que los católicos se llevaron sobre sus lomos, por delegación de los lomos episcopales, muchas tarascadas innecesarias, muchas ofensas gratuitas. Federico Jiménez tiene mil sitios distintos donde defender sus posturas haciendo uso de su libertad de expresión.

Sea como sea, aquello parece haber pasado, afortunadamente, a mejor vida. Entre otras muchas cosas cristianismo es tolerancia. También. Y la intolerancia es anticristianismo, claro. Las reformas hechas en los programas punteros pueden, deberían, ser significativas. Para defender determinadas posturas y trasmitir el mensaje de la Iglesia, fin primordial de la COPE, hay que utilizar “armas”, voces, que sepan hacer llegar la comprensión, y la discrepancia cuando sea necesaria, del mensaje de Cristo. Que programas como “La Linterna”, por otra parte, van a mejorar su calidad y su audiencia parece algo innegable tras el contrato de su nuevo presentador estrella.

Soy especial seguidor de Juan Manuel de Prada, no necesariamente en su versión literaria, en las emisoras por donde pasa, sea en televisión o radio. Sin estar eternamente de acuerdo con él, eso es algo imposible entre seres humanos, sus posturas me son con cierta frecuencia próximas e inteligibles. Razona sus actitudes y las trasmite a los oyentes de manera fácil y clara. Su fichaje será un gran acierto.

Los informativos locales de esta cadena de emisoras, al menos los que yo conozco, son sin duda de una gran calidad y no merecían estar bajo la sospecha de participar en la misma red que Jiménez Losantos y César Vidal. Los trabajadores de mi emisora local, a los que no conozco, son grandes periodistas que se emplean ante los micrófonos con gran esfuerzo y profesionalidad.

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