Palencia es una emoción:

14 octubre 2009

Extremos abucheos de la extrema derecha

Dicen que la extrema derecha abucheó a Zapatero el día de la fiesta nacional. A mí me parece bien que se abuchee a los presidentes de gobierno; todos terminan, más tarde o más temprano, por ganárselo a pulso. Incluso me da igual el día que se escoja, preferiría que no fuese el doce de octubre, pero qué más da la fecha si tienes la oportunidad de estar cerca de él y puedes darle cuatro voces. Lo tonto sería aguantarte las ganas y esperar a… ¿a cuándo?

El españolito actual sólo siente ganas de abuchear a Zapa por el tema económico. El bolsillo personal, vaya. Con el PP no podían hacerlo por eso y se escogió un tema ético y moral: la guerra de Irak y el apoyo aznariano a tan estúpida ocasión. Sea cual sea siempre hay motivo para silbar a un presidente. A Zapa podemos culparle tanto de la crisis económica, mentira, como de la mala programación de la tele o de la gripe A. A los presis les pasa como a los árbitros, siempre tienen la culpa de nuestras desgracias.

Hay mil motivos que escoger para criticar al presidente y bien se podían haber esperado al día trece de octubre, en vez del doce, si él no hubiera aprovechado para irse a Norteamérica del Norte, esta vez sin sus hijas, que Halloween ya está bastante cerca y no conviene asustar demasiado a los buenos amigos. A los que se espera que sean buenos amigos, quiero decir.

A Zapahuero se le pueden reprochar sus discursos enroscados en una sonrisa sin sentido, hinchados de palabrería obrerista, buenista y sofista, engalanados de palabrería vana y a la postre desmentidos tanto por sus propios ministros como por la dura realidad. Eso de que los impuestos los iban a pagar los ricos y poderosos, por ejemplo. Miren si no hay suficiente pa cortar tela.

Y sin embargo los españoles sólo le reprochan cuatro millones de parados y la subida de los impuestos. El vil metal, vaya. Materialismo de extrema derecha, supongo. Pero nadie comenta críticamente la degeneración social de España, que se mantenga en el lumpen educativo a masas de españoles, proletarios culturales aunque hayan ido cien veces de vacaciones al Caribe, cuya educación social está basada en las lúgubres, tétricas, analfabetas pero muy exitosas series de televisión. El nivel de la tele de un país es un buen “sensómetro” de su nivel moral, ético y cultural.

En nuestro país el mal gusto y la mala educación son vistos por los españoles como algo “progre” que da buena imagen. Nadie critica a un gobierno ni al partido que lo sostiene por la degeneración de costumbres populares, por la zafiedad general en el trato o porque entre nosotros sea habitual el uso de la grosería como método general de relación.

A mí me da igual que critiquen a Zapa más o menos de lo que se criticó a Aznar, pero me incomoda la monotonía de las réplicas socialistas a esas críticas, termina por producirme cierto hastío. A los socialistas les basta decir que “son críticas de la derecha más radical” y se quedan tan anchos. Parece que ser de derechas invalida todos los argumentos, todas las capacidades, anula todos los valores. Eres de derechas y zas, condenado a mazmorras, que a quién se le ocurre, hombre, qué indigno e inmoral hacerse de derechas con lo bien que queda ser de izquierdas. Y de la derecha radical, encima, que podías ser de derechas pero calladito y sonriente. Sin embargo ser un radical de izquierdas, que suprime la patria potestad de los padres de las adolescentes abortistas… eso está bien visto, es normal, incluso elegante como nuestra vicepresidenta.

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