Palencia es una emoción:

22 noviembre 2009

Zapahuero, el sordo interesado

Para este gobierno el campo no existe. Claro que tampoco para los anteriores. El campo es así, discreto y callado aguanta sobre sus hombros el chaparrón de la crisis actual. Pero para el campo siempre es crisis, siempre está en peligro. El campo español está al borde de la extinción y nos daremos cuenta cuando tengamos que comer tomates de Marruecos.

Los pueblos se extinguen, al menos los pueblos pequeños, los pueblos cuyo desarrollo se basa en la agricultura y la ganadería. Alguien, nunca sabremos quién, decidió en su momento que los campesinos (¿por qué se está perdiendo esta palabra?) no debían tener el mismo nivel de vida que los demás y en consecuencia el campo se está pediendo, lenta e inexorablemente se está diluyendo uno de los orígenes del progreso.

Lenta e inexorablemente pero al menos no en silencio, el campo ya se ha hartado y ha salido a la calle, ha levantado su voz y ha ido a Madrid, cuyo patrono era agricultor, para que en toda España sepamos de sus angustias, de su hambre y su sed de justicia, de su necesidad de que el desarrollo económico llegue a todos por igual, de que los precios sean más justos, de que las uñas de los intermediarios no rapiñen sus ganancias.

Pero para Zapatero el campo no existe, a Zapa como a otros presidentes del gobierno el campo le trae al pairo, el campo sólo es ese lugar vacío que empieza donde termina Madrid. O Barcelona, qué más da. Para Zapahuero el Alakrana no existía hasta que las esposas de los marineros salieron a la calle y accedieron a las entradillas de los noticiarios y las portadas de los periódicos, entonces se puso las pilas y en un par de tardes lo solucionó. ¿Por qué no lo hizo antes? Quizá porque el PSOE anda mirándose el ombligo de las encuestas y se le pasa el tiempo de las soluciones. Con el campo puede pasar lo mismo. Que Zapa anda entretenido, quizá esté haciendo el curso aquel de la Junta de Extremadura, y no se da cuenta de que el campo existe y está secuestrado por los bajos precios, el abandono y el olvido de la Administración.

Los campesinos son especialmente sensibles a la crisis porque ya no llueve como antes, porque cada vez son más mayores y quedan menos, que los hijos no quieren tomar el relevo, ¿para qué?, ¿de qué? Llegará el día en que ni el trigo sea de Castilla ni la huerta sea de Murcia. Llegará el día en que los espárragos no sean de Navarra ni el vino de Ribera del Duero.

Habrá que evitarlo, si el gobierno oye la voz de la calle, y habrá quizá que regar el campo de subvenciones y ayudas pero sobre todo de disposiciones legales para que la España huertana y labriega siga existiendo. Que el campo es uno de los motores que hacen que esta sociedad funcione, quizá lo hemos olvidado y pensamos que el desarrollo está en hacer muchas casas. O muchos coches. O muchos funcionarios. La cuestión está en si Zapatero se ha enterado o no, si ha oído a los agricultores como oyó a las esposas de los marineros. O si se hace el sordo. El sordo interesado.

No hay comentarios:

Seguidores del blog

Otros blogs míos.