Palencia es una emoción:

30 junio 2010

Cuando los sindicatos se ríen de todo

Sin sindicatos no somos nada, de ellos dependemos para defender no sólo nuestro puesto de trabajo sino las mismas condiciones en que se desenvuelve éste. Son imprescindibles, sin ellos estaríamos en manos de aquellos a quienes no les preocupa retrotraernos a la época de la revolución industrial: doce horas de trabajo, siete días a la semana. Son tan imprescindibles que hasta las dictaduras, piense usted en las dictaduras comunistas hereditarias (Cuba, Corea del Norte) o en las “desatadas y bien desatadas”, en todas ellas los sindicatos son instrumentos imprescindibles. Para el Poder. Para el control de los trabajadores, para sus desfiles en la plaza Roja o las hermosas exhibiciones del primero de mayo en el estadio Santiago Bernabeu.
Este bloguero se ha apuntado a mil y una huelgas habidas hasta el momento..., excepto a la última, claro. Uno, nada original, piensa que la huelga es un instrumento imprescindible para defendernos de los abusos de la patronal o del gobierno. Lo malo es que nadie ha inventado todavía la huelga para defendernos de los abusos de los sindicatos. Que abusan con frecuencia de nosotros, de nuestra paciencia y de nuestros derechos. Como es el caso del metro de Madrid.
Cuando los sindicatos de camioneros pinchan ruedas de los vehículos cuyos conductores están trabajando, abusan de nosotros; cuando los sindicatos de mineros solicitan “cariñosamente” de bares y pequeñas empresas que coloquen ese cartel de “Esta empresa cerrará en solidaridad con los mineros”, abusan de nosotros; cuando los pilotos realizan sus huelgas encubiertas, siempre en Semana Santa o agosto, abusan de nosotros. Cuando los conductores del metro de Madrid no realizan los servicios mínimos, abusan de nosotros, se ríen de la ley y por lo tanto merecen que ésta les sea aplicada con dureza. Aunque el gobierno, de España o de Madrid, no se atreva.
Cuando los sindicatos abusan de nosotros pasan a servir a la patronal, pues obtienen el rechazo del resto de los ciudadanos, tan trabajadores como ellos, tan dignos como ellos, tan sufridores de la crisis como ellos. Al menos, sirven a la patronal de los sindicatos, Toxo y Méndez, la misma élite de trabajadores señoritos que admite que quienes tienen que cumplir los servicios mínimos se salten la ley. ¿Toda la Ley, todas las leyes? ¿O sólo cuando a ellos les interese, convenga y resulte oportuno?
Por cierto, cuando los parados han pasado la barrera de cuatro millones y los sindicatos se cruzan de brazos sin plantearle un reto al gobierno que lo ha permitido, abusan de nosotros, se ríen de nosotros y nos lo hacen saber.

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