Palencia es una emoción:

14 julio 2010

¿El Estado de la Nación? ¡Cachondo!

Andan nuestros políticos (andarán, digo yo, porque ni en broma voy a poner la tele para verlos) enfangados en la habitual inmundicia del “¡pues, anda que tú!”, tratándose mutuamente cual mujer de vida alegre arrastrada por pedregal espinoso y preguntándose por el estado de la nación. ¿Respuesta?: “¡Y tú más!”. Y eso suponiendo que exista la nación, a veces cabe pensar que España es simplemente una selección deportiva con una bandera llamativa en la que hace treinta años y pico sustituimos el águila franquista por el toro de Osborne. Que es lo que hay.

Hasta hoy mismo el Estado de la nación era como un vino blanco de Rueda, grácil, espiritual y festivo. Hasta que llegó el debate este y lo arruinó todo. Unos y otros quieren convencernos de que el estado del Estado (olvidemos lo de “Nación” de momento) es catastrófico o excelso, según las versiones. Pero yo me sé la verdad. El estado del Estado es cachondo a más no poder. Por mucho que intenten esconderlo. Por muchas horas que se tiren discutiéndolo.

Se lo digo porque anoche andaba yo insomne perdido y disfrutando de una velada excepcionalmente agradable. La meseta es lo que tiene, que en cuanto cae el sol te hielas si hay suerte. Si no hay suerte, y sigue la ola de calor, te asfixias. Meseta: o hielo o infierno, no hay término medio. Menos anoche, que ya digo que la temperatura era la acompañante ideal de la serenidad y el silencio en el que yo me encontraba.

Así que delante de un sanfrancisco me puse a escribir, me lo pedía el cuerpo. Y quería que fuese algo ligero, difuso, nada trascendental ni importante. Popular. Incluso populachero si fuera menester. ¿Qué mejor que escribir de Sara y de Iker y de su espontáneo beso ante media España? Populachero, insisto, y pido clemencia por ello si alguien se empeña, que es que no puede uno andar siempre escribiendo “trascendentalidades”.

Por eso digo que el estado de España (perdón, quise decir “el Estado”) es cachondo, porque arde Google de gentes buscando noticias, imágenes, informaciones, datos y documentación sobre el apasionado beso del verano. Y todavía no nos habíamos desayunado con la boda de Javier Bardem y la prójima. Google tiene una inflamación de megabytes en sus ordenadores a cuenta de Iker y Sara (y ahora de los otros dos, también, seguro) y los que hemos tenido la afortunada ocurrencia de escribir de semejante asunto de interés nacional recibimos alborozados en nuestros blogs todas las visitas del mundo mundial. Bienvenidas sean.

Al español no le interesa lo que está pasando en el Parlamento como a los parlamentarios no les interesa lo que les pasa a los españoles. Google arde por Iker Casillas y Sara Carbonero, lo demás, salvo la megaboda en las Bahamas, es cuento. Que les vayan dando a Rajoy y Zapa, que digan lo que digan a España lo que le interesa es el cachondeo nacional.

(¡Y espérense ahora con la boda de los dos artistas del Régimen!)

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