Palencia es una emoción:

23 agosto 2010

Levantar una mezquita en la Zona Cero

Y escribo Zona Cero con mayúsculas porque es el nombre propio que a través de la historia quedará ligado a aquel lugar y a aquel momento que todos recordaremos mientras vivamos. La Zona Cero fue el altar donde la intransigencia inmoló a miles de pacíficos ciudadanos que cumplían con la pesada misión cotidiana de trabajar. Asesinaron a miles de inocentes en nombre de Dios pero la maldad nunca puede ser representante de Dios; aquellos bárbaros no sólo no representaban a Dios, y ni siquiera a “su” Dios, sino al ala más radical, asesina, nazi, intolerante, culpable y dolorosa de una de las múltiples visiones de Dios que la Humanidad tiene.

Se otorgaban la representación de Dios en la tierra, de su dios, repito, con la intención de hacer daño, de matar, de destruir, de utilizar con intención maligna los dones intelectuales que Él nos dio, quizá incluso con intención de venganza. ¿Qué dios es ese que busca el mal, la muerte y la destrucción de sus criaturas, que utiliza la violencia y la venganza contra su propia obra? Si ciertamente ese dios no existe, si ciertamente ese dios no puede bajo ningún concepto ser llamado Alá, su nombre queda empapado de la maldad de quienes en su nombre actuaron, su nombre queda impregnado hasta el tuétano del dolor que ha trasmitido a miles de familias, su nombre queda tinto en la sangre de los que padecieron aquella barbarie.

Los musulmanes que quieren levantar en la Zona Cero un lugar de culto a ese Dios deben saber que sus intenciones necesariamente van a ser recibidas como una ofensa por los familiares de los que murieron a manos de quienes le invocaban. Para los padres, hijos o hermanos de las víctimas de aquel sanguinario acto tiene que resultar una provocación que los seguidores, absolutamente inocentes en este caso, de aquel mismo Dios quieran dedicarle un lugar de culto en el mismo espacio donde les arrancaron las entrañas quienes decían actuar en su nombre.

Nueva York es muy grande, hay muchas mezquitas en la ciudad y en todos los estados de la Unión Americana. ¿Por qué construir otra necesariamente en ese lugar? Estados Unidos es un ejemplo de tolerancia y convivencia religiosa en el que cualquiera puede levantar un templo y fundar una congregación religiosa sin ninguna restricción. Pero la paz, la convivencia y el respeto son la tarjeta de presentación de cualquier religión. El Islam no tiene la culpa de la barbaridad cometida por quienes se arrogaban la exclusiva de su fe, pero han de pasar muchos siglos antes de que se olvide la monstruosidad cometida aquel once de septiembre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sería inconcruente de principio a fin. No tiene lógica. Es una auténtica locura.

Saludos.

Anónimo dijo...

La verdad es que uno tiene la sensación de estar cada dia más asesiado por tanto plusdemócrata inter racial tan comprensivo, si se trata en casa ajena, con quienes son paradigma del mayor fanatismo intransigente que hayamos conocido. ¿Donde queda el irrenunciable y obligado respeto a sus inocentes víctimas? No lo deseo, pero algo cambiaría si, Dios no lo quiera, un dia probaran en propias carnes el aliento sangrante de tales asesinos.

José Manuel Arias dijo...

¿Levantar una mezquita a ese dios? Es decir por el mismo dios por el que se cometieron los atentados. Es como hacer un homenaje a los verdugos, en vez de a las víctimas. Pero ¿qué se puede esperar de esta gente? Si hacen el mal en el nombre del bien. No creo que cometieran esos atroces actos en nombre de ese Alá, sino más bien de su fanatismo. Dios es el Bien, ¿por qué hacen el mal en su nombre?

Un abrazo, y magnífica entrada.

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