No sé por qué los medios se empeñan en llenarnos de insípidas anécdotas la espera de las jornadas electorales. El anciano que ha de ser llevado en ambulancia, las llaves de tal colegio electoral que no aparecen o falta de papeletas ante alguna urna, qué monótono. Siempre me ha molestado la repetición de estas flojas historietas elección tras elección. Como una más de ellas, como una memez sin ton ni son, veo la noticia del paisano que le ha arrojado un huevo a Miquel Iceta mientras comparecía ante las cámaras.
De todo tiene que haber en la viña del Señor y a este paisanete le dio por la giliflautez de arrojar un huevo, otros lo han hecho con zapatos, a la cara del orador. Y sin embargo por más que he visto el video no consigo saber si era duro o crudo, cuestión esta nada baladí por aquello del impacto. Sólo veo que Iceta se limpió la cabeza y siguió impertérrito su alocución.
Tengo yo para mí que en realidad a los socialistas les han dado en todo lo alto con un huevo de avestruz. Su descenso en votos y la distancia a la que le ha dejado CiU parece demostrarlo. Hay muchos catalanes que han firmado en ese huevo gigantesco que ha impactado contra los socialistas. Y otros muchos no catalanes a los que nos habría gustado poder firmarlo.
Se lo han ganado. Se lo han ganado por no gobernar. Se lo han ganado por no gobernar para el pueblo. Se lo han ganado por gobernar para la galería, por rivalizar con los nacionalistas a ver quien era más nacionalista, por poner en aprietos a la Constitución apoyando un discurso radical que no era el suyo, se lo han ganado por buscar desaforadamente un estatuto que absolutamente nadie, salvo Maragall y sus cuatro mariachis, querían. Se lo han ganado porque a nacionalista siempre ganan los nacionalistas.
Se lo han ganado porque fijando su atención en rótulos, en desayunos de pan con tomate o en tensar las relaciones con el Estado han olvidado cuál era su público, quién les apoyaba y a quién se debían. Se lo han ganado porque obsesionados con el catalanismo se han olvidado del socialismo y del internacionalismo proletario. Se lo han ganado porque se han olvidado de la Internacional, de los parias de la Tierra, de los obreros parados, de las empresas en crisis y de los problemas cotidianos de los ciudadanos que han comprado un piso y ahora no pueden pagarlo. ¿Y todo ello a cambio de qué?
Un parado quiere trabajo, le da igual en qué idioma esté el contrato y en qué idioma obligue el gobierno a rotular. A un obrero le da igual la Memoria Histórica, lo que quiere es no tener que pagarla él; a un padre de familia le importa un comino que Zapatero y Bibiana digan “miembra”, lo que quiere es que los impuestos que paga sirvan para crear más empleo o beneficios sociales; a un autónomo le da igual quién compuso tal canción o quién preside la SGAE, lo que quiere es no tener que pagar por oírla en su taller.
Lo mismo que el PSC se ha entretenido en fruslerías nacionalistas en vez de remangarse y gobernar, Zapa se ha entretenido en revisionismo histriónico y en frentismo patético en vez de reconocer la crisis ya en 2007 y afrontar entonces con decisión los problemas que tres años después se han agudizado. Donde entonces podía bastar con chapa y pintura ahora hay que cambiar el motor entero.
Al PSC le han arrojado un huevo de gallina, al PSOE pueden arrojarle uno de avestruz en mayo próximo.
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