Palencia es una emoción:

27 mayo 2011

Carme, presidenta de España por la gracia de la socialdemocracia

Afortunadamente Carmen Chacón logró que triunfaran sus esfuerzos por contener las lágrimas en su comparecencia ante la prensa, la derrota había sido tan grande que en cualquier momento las lágrimas que inundaban sus ojos podían haber resbalado por sus mejillas, inconmesurable momento que nos hemos perdido.

Muchas han sido las palabras de su soliloquio que los columnistas hemos recogido, comentado y criticado. A mí me resultan especialmente atractivas las que se referían a recuperar las señas de la socialdemocracia, lo que equivale a reconocer el radicalismo de Zapatero. Sin embargo ella había sido parte de ese radicalismo, había colaborado con el desde su sillón ministerial, apoyándolo, pues las decisiones de un gobierno son colegiadas. ¿Cómo quien colaboró separando al partido y al gobierno de la senda socialdemócrata quiere ahora reconducirlo? ¿Será que le da igual “so” que “arre” con tal de estar ahí arriba? ¿Cuándo y por qué se ha operado tal metamorfosis en su opinión política? ¿Comunicó a su jefe sus discrepancias a pesar de lo cual siguió colaborando en tal desviación ideológica? ¿No se lo comunicó pero nos lo cuenta ahora a nosotros? ¿Por? ¿Para? 

¿Cómo puede tener la cara dura de aspirar a presidir el gobierno de una nación cuando años atrás defendió públicamente sin vergüenza ni medias tintas al que habló de la “puta España”? Algo como eso, tan baladí en España, significaría en cualquier país civilizado, demócrata y desacomplejado, su apartamiento de la vida pública, su ostracismo per secula seculorum. Claro que España, país cainita asustado de la terrible posibilidad de amarse y gustarse, perdona eso y mil dislates más, como perdonó al Lince de León que admitió la posibilidad de que España no fuese una nación.

Todo esto suena a noche de los cuchillos largos. Tantos años después de que un desconocido diputado leonés fuese encumbrado por los socialistas de Cataluña, encabezados por Maragall, simplemente para no permitir que españolistas como José Bono o Rosa Díez se hicieran con el PSOE y el Gobierno de España, ha comenzado la venganza con su retahíla de zancadillas, patadas en la espinilla y puñaladas traperas. Pasa siempre en las derrotas y en el PSOE es la segunda ocasión, acordémonos de Almunia y Borrell. Nada importa sino el poder.

Un último comentario: Mucho tendrá que laborar Rubalcaba para levantar el partido, estoy seguro de que lo conseguirá y los que esta vez se han abstenido o han votado otras opciones se conjurarán “no vaya a ser que en las generales nos pase como en las regionales, que con las cosas de comer no se juega”. Rubalcaba no ganará pero se conformará con una dulce derrota, dejando entonces la puerta abierta a su sustituto, que tendrá las manos libres. Sustituta, claro.

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