Leo asombrado que varios miles de
barceloneses se manifestaron por la unidad de España. Si dejamos momentáneamente
de lado dónde se ha producido la manifestación el hecho en sí ya es sorprendente.
Que alguien, con la que está cayendo, se manifieste a favor de la unidad de
España es para tirar cohetes. Que a los españoles nos trae al pairo España,
digo. Que nos han metido en la cabeza que España es cosa del pasado, Franco,
los ultras, la derechona y todas esas cosas… ¿A cuántas personas guays,
modernas y desenvueltas ha visto usted con una bandera de Estados Unidos o de
Inglaterra en la ropa? ¿Y de España? Pues eso.
Pero que además la mani haya sido
en Barcelona y a favor de la Españya que ens roba… es para darle palmaditas en
la espalda a los organizadores. Si como es fácil entender se ha celebrado con
la inestimable oposición de TV3, de La Vanguardia y de los mass media
catalanistas… es para invitar a comer al culpable. Si ante el silencio de la
opinión publicada se han unido todos esos ciudadanos
No digamos ya si contara con los
ambiguos. Los ambiguos son una casta peligrosa, porque se encogen de hombros,
se pasan el rato en casa o en la “torre” poniendo a parir a unos y a otros pero
no mueven un puto dedo por apoyar su causa. Que España es cosa de fachas,
hombre, y yo voto al PSOE… ¡ahí voy a ir yo!
Y hablando del rey de Roma… y
hablando de ambigüedad… ¿dónde estaba el PSOE de Rubalcaba? Porque otras veces
le hemos visto negociando la consulta, pactando con los catalanistas…. ¿Y ahora?
Alfredo Pérez tiene un problema y se llama PSC, al que le da miedo tomar
partido, no vaya a ser que le llamen facha, si decide una cosa, o que le llamen
la atención si decide la otra. El PSC le está haciendo la cama al PSOE y al
final pagarán las consecuencias, pues esos votantes que el sábado se quedaron
en “la torre” pueden quedarse también en ella el día de las elecciones
catalanas…
La sangre no llegará al río, me
temo. Y hasta Rajoy, que con su silencio y su inmovilidad está dejando a los
radicales el campo dialéctico libre, sirviendo de altavoz a sus reclamaciones,
llegará a última hora a un acuerdo generoso con los catalanistas, a los que castellanos
y andaluces habremos de pagar en oro sus embajadas, sus propagandas
antiespañolas, sus televisiones autonómicas y los super sueldos de sus
directivos. Más el tres por cieto, como es sabido.
Y además tendremos que poner la
cama
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