Palencia es una emoción:

05 noviembre 2013

Casarse ante notario

Conste que casarse es bueno, casarse es no rendirse a la modernidad inconsistente del noviazgo eterno "con derechos".  El noviazgo "con derechos" es una vulgaridad porque el miedo es siempre vulgar y porque navegar a favor de la corriente es una cobardía. Apoyo el matrimonio porque apoyo todo compromiso y porque está en desuso, sobre todo porque está en desuso. Me caen bien los viejos tiempos.

Pero casarse ante el notario es casarse y algo es algo, que no están los tiempos para tirar la casa por la ventana y el Estado tiene que dar solución a los problemas de los ciudadanos. Casarse en un palacio noble, en una iglesia románica (servidor, oiga) o en una capilla gótica tiene su añadido de belleza, elegancia y romanticismo, pero a veces uno no elige dónde se casa sino que se lo dan elegido (a servidor, oiga).

Lo de casarse ante notario es de esas cosas nuevas que se saca Ruiz Gallardón de la manga para tener contentos a progres y carcas... Bueno, y para desatascar los juzgados, aunque si están hasta arriba de papeles no es por los matrimonios. Pero no me negarán ustedes que casarse en una notaría entre oficinistas en tirantes, legajos polvorientos, ordenadores, libros y estanterías tiene que ser la repera de la hipervulgaridad y del antirromanticismo. Por muchas cartelones que pongan con paisajes maravillosos envueltos en neblina mañanera, por muchas fotografías de lagos, montañas y lugares de ensueño que adornen las paredes, nada tan motivador como que te case el concejal de obras públicas en el salón de actos de ayuntamiento de tu pueblo.

Qué quieren que les diga, que la sociedad necesita estas soluciones porque camina hacia la estulticia colectiva, porque hemos equivocado el rumbo y porque creemos que estamos caminando hacia adelante. Por eso las consultas de siquiatras y sicólogos están llenas, llegamos a casa arruinados de trabajar (casi sin sueldo), los niños crecen sin padres y los chavales están en plena rebeldía y enfrentamiento con los acobardados padres desde que abandonan el chupete hasta que se divorcian, vuelven al hogar de sus padres y los echan al asilo.

Lo de casarse en el notario no deja de ser un apaño propio de una sociedad herrada (sí, con hache) que cree que el colmo de unas vacaciones es ir al Caribe y pasarse los quince días con una pulsera identificativa sin salir de la piscina o del bar del hotel. Buscando a Curro, claro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy absolutamente de acuerdo con este artículo. Adoro el compromiso. Las personas no pueden funcionar por el miedo y la sociedad necesita de valientes que sean fieles a un compromiso.
Bravo Sr Hoyos!! Ah!!! Y Por supuesto, matrimonio para siempre, que haya algo estable en nuestra caduca sociedad, por favor! Los hijos lo agradecerán, el poder contar con algo en lo que apoyarse y en lo que confiar por siempre.
Y dónde va a parar una boda en la Iglesi...genial.

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