Palencia es una emoción:

16 enero 2014

La vida privada de Hollande debe ser pública

Gustos hay tantos como personas y encontrar "apetitoso" a François Hollande o a Sarkozy es algo tan personal como difícil. A veces uno piensa que hay quien se enamora no de la persona sino del poder. Llevarse al catre al presidente de la República es algo que está al alcance de muy pocas señoras y quien lo consigue puede hacerse una muesca en la culata. O en las cartucheras.

A Hollande le han pillado en fragante infidelidad y en su defensa dice que la vida privada debe permanecer privada y que el asunto no debe trascender del ámbito familiar. Ya... Pues puede que no, a mi entender.

Hay asuntos familiares que efectivamente son de estricta incumbencia privada, pero otros no lo son porque ponen en entredicho las capacidades del sujeto. Si Hollande es incapaz de ser fiel a su santa, si es incapaz de mantener sujeta la bragueta.... ¿Puedo yo suponer que va a ser fiel a otros asuntos nacionales? Si es incapaz de contenerse sexualmente y pone en brazos de una actriz su cuerpo y su intimidad arruinando su familia, ¿no puedo yo suponer que por motivos semejantes o no puede poner en peligro otros asuntos ..."profesionales, ocasionando graves problemas a su nación?

Más, si en el ámbito familiar el señor Hollande no se ocupara de sus hijos¿no debería pensarse que tamaña inconsciencia podría acompañarle en asuntos nacionales? Y si el presidente de la república ofendiese a su mujer (¿no es lo que ha hecho?) o la maltratase... ¿No debería ello ir en detrimento de su capacidad y de su responsabilidad como presidente de Francia?

¿Vida privada? Sí, pero menos.

2 comentarios:

Pan dijo...

¿En fragante infidelidad? Si ha sido manifiesta, debería decir en flagrante infidelidad, a menos que el sorprendido Sr. Hollande vaya dejado un balsámico rastro de su afición por las bellezas maduras, que no claudicantes.

Cara de Plata dijo...

Sí, debe ser pública, pero no es menos cierto que debe de ser púbica. Y de los detalles de que nos vamos enterando cada día, ni le cuento. De un rosa social-demócrata.

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