Palencia es una emoción:

20 abril 2014

Todavía no se sabe lo que dirá Montoro

Todavía no se sabe qué dirá el ministro Montoro ante el nuevo informe sobre la pobreza infantil en España. Ante el anterior vino a decir que la culpa era del mensajero, Caritas, y no del desastre de la gestión gubernamental. Ahora descubrimos que a esos malvados efectos de la crisis económica y de la mala gestión de nuestros gobernantes hay que añadir que las ayudas sociales que deberían hacer frente a esa pobreza infantil no llegan suficientemente para contener la desgracia.

Ser niño significa entre otras cosas depender de los demás, ser el más débil, pero no debe importar a nuestros dirigentes, pues  somos después de Grecia los más inútiles a la hora de remediar estos crueles efectos. Las ayudas sociales sólo han conseguido remediar estos males en un 6’8%. Gestión gubernamental. Al desastre de la gestión de un ignorante total en economía como Zapatero, que negó la crisis y luego la dio por superada, hay que añadir el desinterés social del gobierno del PP, preocupado por los datos macroeconómicos pero no por la calidad de vida de sus ciudadanos. El resultado de tan obvia suma es que  la tercera parte de los niños españoles está en riesgo de caer en la pobreza. Y no ha temblado el Estado, nadie se ha echado a la calle.

El mismo día que salta esta cruel noticia coincide en las portadas de los periódicos con “Interior indaga un fraude en cursos de formación en Andalucía”. Otra: “Un informe cifra en 66 millones las ‘sobrecomisiones’ de los ERE”. Mientras tanto en otros lugares de los periódicos colea todavía el caso de los sobres de Bárcenas. Y España sigue sin importarle la coexistencia de tamañas barbaridades, a nadie parece afectar que la delincuencia derrochadora viva en la misma calle que los niños en la miseria. El protagonismo de partidos y sindicatos en estos delitos es patente pero no se oye a nadie pedir perdón, son corruptas estructuras de la democracia sin que la democracia tome medidas para ahorrarnos tanta barbarie. El clientelismo, pagar a ciudadanos o trabajadores para obtener a cambio su voto, está por encima de los derechos más elementales de la infancia.


Todavía no se sabe qué dirá el ministro Montoro ante este nuevo informe sobre la pobreza infantil en España. Ser niño significa entre otras cosas depender de los demás, ser el más débil, hasta el punto de que la tercera parte de los niños españoles está en riesgo de caer en la pobreza. Y no tiembla nadie, nadie se ha echado a la calle.

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