Por encima de la estúpida ternura
de la izquierda, de cierta izquierda, Europa debe armarse. Estas barbaries, Madrid,
Nueva York, Londres, París, deben ser achacadas a quienes las cometen y a quienes
les preparan. Solo. Pero los conflictos con Oriente Medio tienen un origen
remooto en la descolonización… y otro próximo en los múltiples errores
cometidos por Occidente en las diferentes primaveras árabes. Parece difícil la
conciliación entre Islam y democracia, ¿o es que nuestros líderes están ciegos?
Intentamos sustituir dictadores por democracia y tenemos estados fallidos,
dominados por los más brutos de cada corral. Libia. Siria. Irak. ¿Por qué no
hay democracias “a la occidental” en el mundo árabe?
La culpa no es de Europa, aunque
tenga sus responsabilidades, sino de aquellos que ponen las bombas y cargan los
fusiles AK 47, la culpa es de quienes habiendo nacido en Francia, EEUU o España
no entienden por qué están aquí, para qué ni en qué condiciones. Los
terroristas nunca tienen razón, les bastan sus razones. Y Europa tiene que
armarse ante ellos.
La eterna izquierda inmadura,
ingenua e infantil tiende a repartir culpas, a explicar, disculpar y conceder…
Y la sociedad está impregnándose de sus explicaciones y de sus concesiones.
Pero el grave problema es que Europa está desarmada. Cuando se repiten tantas
barbaries Europa debe armarse.
Debe armarse de reflexiones.
¿Colaborar con Arabia Saudita, puesto que necesitamos escandalosamente su
petróleo? ¿Dejar abrir mezquitas cuando el cristianismo no es tolerado en ese
país? Debemos plantearnos si preferimos petróleo con atentados o casas frías y
ciudades sin coches por falta de petróleo. Evidentemente estamos hablando de
elegir entre hacer sacrificios en nuestra sociedad el bienestar o pagar con la
vida de doscientos civiles inocentes cada año. De momento. Europa debe
preguntarse quién es su aliado. Y en qué condiciones.
Pero Europa debe armarse
militarmente, dejarse de complejos, de tener miedo a los ataúdes que vuelvan
del capo de combate e intervenir allá donde tiene su origen el problema. ¿Quién
alimenta social, militar y económicamente las guerras civiles de Oriente Medio?
¿Con qué dinero?
Pero debe armarse también moralmente.
La religión da a estos asesinos moral, coherencia y objetivos; les une. Europa ha
abandonado sus raíces culturales cristianas. Es el cristianismo, y la cultura
social que de él se desprende, quien ha facilitado la instalación de la
democracia, los derechos civiles y, entre ellos, la igualdad de la mujer, algo
por descubrir todavía en el mundo musulmán. La decrepitud moral de Occidente
tiene numerosas facetas que pasan por nuestro envejecimiento, no se tienen hijos
porque no sabemos cómo gobernarlos y porque son un estorbo a nuestra vida cómoda
y placentera, o por el descuido y desatención a los ancianos. Son solo
elementales ejemplos en los que el mundo musulmán nos gana. Sí, también en
fanatismo. Por eso Europa debe armarse, olvidando la estúpida ternura de cierta
izquierda meliflua, impresionable y cándida.
Porque la alternativa sería... armarse de paciencia.
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