Palencia es una emoción:

15 enero 2019

Mí no entender a los andaluces y andaluzas, míster.

A mi humilde entender una regla universal para cualquier votante digno es desalojar a todos los partidos que lleven más de tres o cuatro legislaturas en el poder. Tanto tiempo hace daño, mucho y de diversos modos que no voy a explicar ahora, a cualquier sistema democrático, a cualquier sociedad. 36 años en la poltrona enraízan al poder en sus propios vicios. Me sucede lo mismo en Castilla y León, ese híbrido de dos regiones inventado por Martín Villa, autonomía en la que, salvo un lejanísimo gobierno del PSOE, el partido Popular se ha asentado y ha hecho suya. Sí, también democráticamente.

Ni Andalucía ha prosperado al nivel del resto de España ni Castilla y León ha parado su despoblación, su desindustrialización ni su envejecimiento. Salvo otras importantes diferencias, tal para cual.

Pero estoy con Andalucía, donde nadie ha protestado nunca a pesar de las tasas de paro, de la incultura, del atraso, de los problemas en Sanidad o Educación. Nadie ha salido a rodear el parlamento andaluz cuando se han descubierto las tramas de los ERES, nadie ha quemado contenedores cuando las mariscadas, nadie ha fletado autobuses cuando aquellos gastos en prostitución con el dinero de todos. Nadie se ha quejado. Nadie ha salido a la calle a culpar a la Junta de los feminicidios. Las feministas no se han manifestado delante de la casa del que se iba de putas con nuestro dinero. ¿Cabe mayor ofensa a la mujer? Nadie ha salido a quejarse, nadie. Durante cuarenta años todo estaba fetén, oigausté.

El votante andaluz ha soportado con hieratismo cuarenta años así. Treinta y seis. Sin un mal gesto. Sumiso. O encadenado, no sé. Los partidos que defienden al obrero, al débil, a la mujer, a los homosexuales, a las minorías han callado y otorgado durante 36 años, caramba. No sé yo muy bien por qué todos los débiles, homosexuales, mujeres maltratadas y obreros han de ser de izquierdas y deban sentirse especialmente protegidos por los partidos de izquierdas, pero al parecer debe ser así, tal vez haya alguna ley que obligue a ello. Como si no hubiese maltratadores de izquierdas, corruptos de izquierdas… o empresarios de izquierdas.

Y ahora, esos mismos andaluces y andaluzas ( no se me enfade, lector, que va de coña) son llamados por Susana Díaz a las calles. A protestar. A protestar contra las urnas. Contra la democracia. A protestar contra lo que Andalucía ha votado. A protestar contra lo que muy probablemente ellos mismos han votado. Mi no comprender.

El mismo PSOE del atraso, de los problemas sanitarios o de educación, el mismo PSOE del paro galopante, el mismo PSOE de la vergonzosa trama de los ERES fleta autobuses para ir a protestar contra el resultado de una votación democrática. “Socialismo o barbarie” dijo Rosa Luxemburgo. Desde luego esto de no aceptar los resultados democráticos, fletar autobuses y rodear los parlamentos se aproxima más a lo segundo. ¿O es en realidad esto el socialismo que estos quieren?

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