Llega el frío cuando los días
empiezan a ser más largos, es preocupante esto del calentamiento global aunque
de momento los únicos que se están calentando son los del PP, entre vivas y
mueras dedicados a unos y a otros. No, también en el PSOE se enseñan los
dientes y con frecuencia asoman los puñales. Cosas de la democracia bien
entendida. Empiezo a estar desesperado, deseando que con tanto calentamiento
todos estos partidos exploten y podamos partir de cero, refundando todo lo que
nos ha salido mal. Casi todo, vaya.
El frío que con este mayo estarán
pasando en bodas y comuniones. Pobres criaturas, los padres, digo, con lo que
cuesta una comunión y se empeñan hasta las cejas, abandonando las joyas de la
abuela en los “compro oro”, ahora que no hay quien dé un crédito a para
levantar una empresa. Escandaliza que las familias adornen su vida con una
primera comunión que para la mayoría no significa ningún compromiso religioso,
sino la presentación en sociedad del nene o la nena a tanto el cubierto. Lo que
debería ser una fiesta religiosa, íntima y profunda la hemos convertido en una
desfachatez, en un desfile de modelos en miniatura. Prepara un vestidito de
princesa tropical para un solo día en la vida y que te haga un mayo de perros.
Como le pasó a la periodista que se casó con un príncipe de verdad.
Mayo está revuelto a pesar de que
la sacrosanta liga de fútbol está decidida desde enero, ya no hay nervios ni
tensión en la barra del bar y los compañeros de trabajo se devuelven el saludo
que se retiraron hace tiempo por culpa de un árbitro equivocado o de un gol
imposible; quizá en ausencia del deporte que todo lo tapa el espectáculo
nacional sea cómo los políticos de este inservible sistema se divierten a costa
del trabajador, del ahorrador o del contribuyente. ¿Por qué los políticos, al
menos los políticos a los que estamos acostumbrados, están siempre tan debajo
de la calidad media del ciudadano? Que los gin-tonic que toman sus señorías en
el Parlamento estén subvencionados con nuestros impuestos dice mucho del sistema.
Pero como no se trata de fútbol la noticia no levanta pasiones y pasa
desapercibida. España.
Me entra la depresión cuando me
asomo a la ventana, consecuencia del negro panorama, pero no sé si la negritud
la aportan las nubes invernales que esconden esta primavera o es sólo
consecuencia de la actualidad. O simplemente es que tengo un mal día. Un mal
año.
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