Palencia es una emoción:

17 septiembre 2006

EL PAPA DEBE PEDIR PERDÓN

Son grandes personajes y líderes de opinión mundial que tienen detrás multitud de seguidores; sean políticos, economistas, sindicalistas o líderes religiosos son seguidos por demasiados millones de personas que están pendientes de lo que dicen o callan. La mayoría de ellos no acostumbran a escribir sus discursos, suelen disponer de “negros” suficientes para que se los escriban, ellos no suelen hacerlo casi nunca, aunque, bien claro, por lo menos deberían repasar en privado aquello que luego van a “soltar” en público. Algo parecido le ocurrió al Rey de España cuando en Cataluña y delante de las primeras autoridades catalanas afirmó que su idioma nunca había sido perseguido. En aquel momento nadie se rió por puro respeto, pero a la conclusión del acto le llovieron críticas en todos los medios de comunicación. Si Su Majestad hubiera preparado el discurso cabe suponer que jamás hubiera hecho tal afirmación.Imagino, o al menos quiero creer, que al Papa le acaba de ocurrir lo mismo. Con lo que está lloviendo en el mundo se le ocurre hacer en voz alta semejante afirmación sobre Mahoma y el Islam... Después de lo de las viñetas, después de tanta guerra injusta, después de tanta bomba y tanta masacre eso era lo que les faltaba a algunos de los grandes fanáticos islamistas, eso era justamente lo que estaban necesitando, la carnaza que llevan buscando tanto tiempo para azuzar las desavenencias entre ambas filosofías religiosas. Todo ello sea dicho sin limitar lo más mínimo la torpeza del Papa, la inconveniencia de sus palabras y sobre todo lo absolutamente innecesarias que eran.Sí, creo que el Papa debe correr a pedir perdón a todos los creyentes musulmanes. Debe tener la humildad necesaria para reconocer ante la comunidad internacional que se ha equivocado, añadiendo que tampoco era ése el mensaje que quería transmitir.
Habrá que admitir no obstante que además de su error hay mala interpretación buscada por parte de algunos líderes político-religiosos, deseosos de que el Apocalipsis se cierna sobre la humanidad, interesados en el enfrentamiento y en derramar la sangre de los “infieles”, lo que es decir de todos aquellos que no piensan como ellos.
Debe Su Santidad aclararlo todo bien prontito, antes de que el mal aumente con el paso de los días y los sustos y destrozos de estos días se conviertan en enfrentamientos sangrientos y, posiblemente, asesinatos. Pero sobre todo debe darnos cristiano ejemplo de humildad y reconocer que se ha equivocado, que nunca debió realizar tamaña afirmación, por mucho que además haya que centrarla en el contexto histórico en que su autor, emperador bizantino del siglo XIV, la realizó. Su gesto será sin duda ensalzado por todo el mundo, desde los escépticos a los religiosos pasando por ateos y agnósticos, excepto aquellos extremistas musulmanes que quedarán descubiertos y señalados públicamente
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