Palencia es una emoción:

06 noviembre 2006

EL ESFUERZO DE ETA

La verdad es que yo quiero muy firmemente que Zapatero se salga con la suya y consiga el final de ETA. Si todo esto acaba como él quiere pronto podremos vivir sin el lastre del último grupo terrorista de Europa. Claro que si entonces me paro a pensar que ese final de ETA le valdría muy probablemente para renovar su cargo de presidente del Gobierno me pongo a temblar y a buscar la manera de que lo uno no acarreara lo otro. Es entonces cuando caigo en la alternativa. Si Zapa-Cero no, entonces... ¿Rajoy? Y en esas empiezo a morderme las uñas y me dan ganas de no parar hasta llegar al codo, lo que seguramente duele un güevo. Y es que andamos entre Málaga y Malagón, de Guatemala a Guatepeor, que uno no sabe qué temer más. Denme cinco minutos que me voy a la farmacia por un par de kilos de pastillas de Tranquilina y me hago una tortilla para cenar.
Dice ETA que va a hacer un esfuerzo, lo que es para echarse a temblar. Yo sé lo que cabe esperar cuando un albañil hace un esfuerzo, lo que debo suponer cuando un estibador se propone un esfuerzo mayor del que hace habitualmente, sé a qué debo atenerme cuando un deportista hace un esfuerzo, pero ¿qué cabe esperar cuando ETA se dispone a hacer un esfuerzo? Lo dicho, pa echarse a temblar. El problema es que cuando veo lo fuerte que el Gobierno ha apostado por esta solución no sé qué pensar sabiendo cuántos votos de las próximas elecciones dependen de que esta historia acabe bien. ¿Hasta dónde estará dispuesto a ceder Zapa-cero para convertirse en José Luis I el Pacificador?
El buenismo de Zapa-Cero ya tiene a sus espaldas una trayectoria que examinar y el observador encuentra pocas cosas sólidas cuando se detiene a comprobar qué diablos hay detrás de esa sonrisa permanente y esas cejas diabólicamente arqueadas. Su empeño en que “To er mundo e güeno” (menos la derecha extrema, claro) me produce sarpullidos vistas sus débiles posiciones ante aquellos que han decidido echarle un pulso al Estado. La situación confusa de la política en el País Vasco, incluidas las alabanzas de Zapatero a un asesino en serie como De Juana Chaos, y la más que previsible repetición del tripartito en Cataluña permiten prever la sumisión de todo el Estado a las rígidas e inmutables decisiones de los nacionalistas, algo que conviene recordar a los más desmemoriados ya sucedió con Aznar.
Porque a servidor le parece meridianamente claro que el socialista es el único animal que tropieza dos veces en el mismo tripartito. ¿Para qué convocó Zapatero las pasadas elecciones catalanas? ¿Para repetir la misma experiencia? ¿Ha servido de algo la corona de espinas que Carod ha representado durante los tres años anteriores? ¿Ha servido de algo que Zapatero quisiera librarse de él hace unos meses? ¿No se va a repetir la situación dentro de dos o tres años? Porque cabe señalar definitivamente que mal que nos pese todos los ciudadanos de este Estado traidor y matricida estamos sometidos a la dictadura de las políticas catalana y vasca.
Todos, de una manera u otra estamos políticamente afectados por cómo transcurran los asuntos públicos de estas dos comunidades autónomas. Nadie del resto de España depende de lo que ocurra en Extremadura, Andalucía o Asturias. No digamos nada de Castilla y León, donde España, la mala hija, nació. No pintamos nada en un Estado que se olvida de nosotros, que dedica sus mayores recursos a promocionar aquellas regiones más ricas, prósperas, pobladas y.... egoístamente interesadas, tal y como sus políticos actúan.

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