Palencia es una emoción:

13 febrero 2007

Benditas intenciones de Rajoy

Dice Rajoy que su primera labor si vuelve al Gobierno será restaurar el consenso. De momento no lo tiene fácil pero, descontando la parte “comercial” y electoralista de su discurso, ése puede ser un argumento que le proporcione nuevos votos... si consigue variar la inercia crítica en que está inmerso su partido.España sigue en crisis desde las pasadas elecciones marcadas por los actos terroristas del 11-M y no se sabe cuándo vamos a remontar el vuelo. Como es evidente nadie parece desear que baje este nivel de estupideces continuadas, pues sólo en un clima de enfrentamiento cerril y fuera de lugar cabe entender la denuncia de José Blanco por apología del terrorismo contra algunos vociferantes de la manifestación del Foro de Ermua. Si hubo quienes gritaran semejantes barbaridades contra él, Don Pepiño se acaba de poner a su altura. A su bajura.Simplemente este fin de semana oíamos a uno de los más conocidos dirigentes nacionalistas catalanes decir que si el nuevo Estatut no cupiera en la Constitución era ésta la que debía cambiar. ¿Cuánto le pagamos a este hombre al año por pensar? Por un disparate menos en mi empresa abren expediente... ¿Pero el sistema democrático no es el contrario? ¿Pero la Constitución, servidor no es un entusiasta de ella, no es anterior y superior a cualquier estatuto, aunque sea el catalán?Dicen las malas lenguas que Zapatero es consciente de que no atraviesa uno de sus mejores momentos, de que sólo si consigue movilizar a la izquierda como se movilizó en las anteriores elecciones generales, podrá ganar las que se anuncian para dentro de poco más de un año. Dicen que para ello necesita caldear el ambiente social y asustar a la sociedad con el fantasma de la derecha extrema, que sólo en ese sentido se explica la actual situación y el nombramiento del nuevo ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo.Es posible, es posible, pero la verdad es que el PP parece entusiasmado con esta posibilidad y se ha lanzado a unos ilógicos excesos verbales, abalanzándose anticipadamente sobre el nombramiento de tal manera desproporcionada e injusta que acrece su matonismo del que le acusan las críticas no menos sectarias del presidente del Gobierno. ¿Qué esperaban, que nombrase ministro socialista a alguien de derechas?

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