Palencia es una emoción:

08 febrero 2007

El Centro castellano de Barcelona

El centro castellano de Barcelona es una pequeña embajada que mantiene en la capital catalana el ambiente, la cultura y las tradiciones de Castilla y León. Ocupa el lugar de una antigua fábrica de hilaturas y está situado en una zona de próxima remodelación urbana, entre otras cosas debido a las obras relacionadas con la llegada del AVE, lo que está causando dificultades para mantener su orgullosa presencia y sus valores a pesar de los muchos años que llevan los castellanos de la ciudad condal conservándolo con cariño. Aún veinte años después de que llevara ofreciendo sus servicios a nuestras gentes allí emigrantes lo inauguró Juan José Lucas, el que fuera presidente de Castilla y León y luego presidente del Senado. Los afiliados encuentran en él el lugar adecuado para salvaguardar sus vínculos con sus raíces, festejando con frecuencia aquellas tradiciones que les acercan a los lugares donde vieron la primera luz.
Los que hemos tenido la suerte de mantenernos en esta tierra nuestra acabamos de celebrar en pueblos y ciudades la matanza del cerdo, una de las tradiciones que afortunadamente todavía mantenemos. También esta matanza se acaba de celebrar en este hogar castellano de Barcelona, con un éxito tan enorme que no bastó con el animal que se tenía preparado para la ocasión, sino que hubo que ir a comprar más carne para hacer los chorizos que al final de la fiesta suelen llevarse a casa los asistentes... cosas que pasan cuando te acuerdas de tu tierra y de tu hogar.
En el calendario de actividades de este Centro Castellano tiene cabida todo tipo de celebraciones típicas, como ésta que acabo de citar, y fiestas tan castellanas como la de “las Águedas”, cuya procesión llega a cortar el tráfico en plena Barcelona, o Santa Teresa. También en sus instalaciones tienen lugar exposiciones, coloquios, conferencias y actuaciones de grupos tradicionales de Castilla, así como un concurso de poesía. En la actualidad un nutrido grupo de jóvenes sacrifican su tiempo libre los fines de semana para aprender los coros y danzas de nuestra tierra que luego mostrarán en las fiestas y celebraciones que acabo de citar.
Buscando siempre aquello que une a los celebrantes con Castilla y León a lo largo del año se entregan dos importantes galardones, el de “Homo bueno y leal” y el “Matahombres”, tradicional premio que se entrega en la fiesta de “las Águedas”. El año pasado este premio fue entregado a Don José Luis de Mier Vélez, importantísimo abogado palentino afincado en la capital catalana, especializado en asuntos urbanísticos y que dispone en la zona alta de la ciudad de uno de los primeros bufetes barceloneses. Si Don José Luis de Mier presume de algo en su vida es de castellano y palentino, mostrándose siempre muy orgulloso de su tierra, orgullo en el que le acompaña su esposa, catalana de nacimiento.
Como decía al principio, la zona donde está situado este centro castellano en Barcelona se va a reurbanizar próximamente con motivo de las obras previstas para la llegada del AVE. Como consecuencia de todo ello el centro castellano salía gravemente perjudicado, pues estaba en buena parte situado en lo que se preveía como zona ajardinada y no edificable, lo que le llevaba a perder muchos metros cuadrados y alguna de las alturas de las que ahora dispone. Así pues el volumen edificable resultante era muy inferior al actual, resultando los castellanos de Barcelona gravemente perjudicados.
Todas las gestiones que los responsables del Centro habían emprendido resultaban ineficaces y todo apuntaba a un gran perjuicio económico, aún embarcándose en costosísimas aventuras legales... hasta que llegó Don José Luis de Mier, que lejos de presumir retóricamente de castellano y palentino puso todo su bufete gratis et amore a disposición de las gentes de su tierra que como él tienen residencia en Barcelona. Se remangó Don José Luis, entregándose muchas horas, largas y tensas, al frente de las negociaciones. Quizá debió espetar algo así como: “Sepan ustedes que están hablando de Castilla, mi tierra, no de un particular, así que a ver si nos tienen un poquito de respeto no vaya a ser que me tenga que poner serio”.
A partir de ahí las cosas han cambiado radicalmente y dentro de poco los castellanos de aquel lugar podrán contar con la cesión por cincuenta años de un edificio para desarrollar sus actividades, así como unos hermosísimos locales en propiedad en otro edificio emblemático de nueva construcción.

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