Palencia es una emoción:

26 febrero 2007

Menos policías y más maestros.

Dice el Psoe que nos va a poner un policía municipal en cada colegio para combatir la violencia y las drogas en el ámbito escolar. Es simplemente una de las muchas medidas facilonas y llamativas, propuestas de cara a ganar los votos de los más primarios en las próximas elecciones locales. El tradicional “Ya no saben qué inventar” viene muy a cuento en esta ocasión, a poco que les dejemos ya no sabrán qué ofertarnos. Sé que el PP ha hecho algo parecido con más de seiscientas medidas, entre ellas proporcionar 3.000 € por cada nacimiento o adopción, que dan ganas de liarse a tener hijos sin más, con lo agradable que es “fabricarlos” y lo que cuesta luego educarlos, que es en realidad donde está el problema. Permítanme dejar al PP para otra ocasión en que me conozca mejor sus propuestas y pueda debatirlas con los lectores, como es habitual en este blog.
Pero la medida de poner un policía en cada instituto o colegio me recuerda aquella otra de poner un policía nacional (Entonces se decía “policía armada”) delante de cada banco. No sirvió para nada y hubo que retirarla al cabo de cierto tiempo. Torpe demagogia barata, inservible y falaz, destinada nada más a que se hable de ella y entre unos y otros le vayamos haciendo la campaña al PSOE.
Es infinitamente más necesario, urgente, sano, educativo, conveniente, imprescindible y barato dotar a los centros educativos de aquellos instrumentos que se le arrebataron hace tiempo y que hacían innecesaria esta sociedad policial en la que se empeñan en meternos, cual si los socialistas fueran proclives a una sociedad autoritaria y militarizada. Esto suena a las peores películas de pandillas barriobajeras americanas, algo a lo que no queremos parecernos. ¿Lo siguiente será poner arcos detectores de metales en las entradas de los institutos?
Devuélvase a los claustros la autoridad que deberían tener, retórneseles la potestad de dirigir los estudios, la educación pero también la disciplina de sus alumnos, establézcase una carta de deberes y derechos muy clara y contundente y conocida por todos. Facilíteseles la toma rápida y eficaz de decisiones para fortalecer el derecho a la enseñanza de aquellos alumnos que desean aprender y que se ven abrumados y mortificados por sus peores compañeros, que hallan en la actual situación un divertidísimo parque de atracciones en el que disfrutar de las emociones que sus malas maneras y la falta de autoridad les proporcionan. Pero claro, confiar en la educación requiere un tiempo del que los políticos no disponen. Penita.
Y devuélvase a los profesores el respeto que siempre se les había tenido. Exíjaseles cuanto debamos exigirles, pero recordemos que encarnan la autoridad, el conocimiento y la profesionalidad. No olvidemos que son la llave imprescindible de un futuro mejor. Deberían esforzarse quienes dirigen nuestra sociedad en que ser maestro vuelva a ser una de las profesiones más dignas de la vida, no se debe ser maestro porque sea una salida fácil, o porque ser funcionario es algo a lo que todo ciudadano aspira. En la actualidad ser maestro es una de las profesiones socialmente más devaluadas, quizá como todo lo que representa autoridad o superioridad, algo que una sociedad igualitaria no acepta fácilmente. Ser maestro no es ser el pim-pam-pum de la inoperancia social.Permítasenos a quienes nos dedicamos a esta antaño bendita profesión ejercerla con plena capacidad de responsabilidad y decisión.

Y no harán falta más policías.

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