Palencia es una emoción:

08 marzo 2007

Joaquín Leguina y los hombres (y mujeres) libres

Confieso que disfruto como cerdo en revolcadero cuando leo sobre los pocos espíritus libres que van quedando en los partidos. Siempre me han llamado la atención aquellos que no siguen a machamartillo las directrices de su propio partido, aquellos que se pasan la disciplina parlamentaria por lugares que prefiero no explicitar. Me encanta cuando Celia Villalobos le hace un corte de mangas a su partido y vota lo que le sale de las entretelas. Me encanta cuando Rodríguez Ibarra amenaza con echarse al cuello de algunos de sus compañeros. Me encantan los versos libres con los que van componiendo la política José Bono, que siempre se queda acobardado sin rematar la faena, y Ruiz Gallardón, que incluso estuvo a punto de echarle aquel famoso pulso a su partido.
La disciplina de partido será necesaria, lo dudo, pero es increíblemente aburrida y predecible, pura cuestión de matemáticas: Tantos diputados tienes y tanto vales a voto por diputado. Punto.
Quizá por eso admiré, cuando las elecciones catalanas, a Ciutadans, porque amenazaban con enviar todo esto a la puñetera calle, por echarlo todo abajo y empezar de cero este establecimiento de todo a cien que llamamos España, porque pretendía revalorizar un sistema político que se había convertido en una cucaña resbaladiza y peligrosa para el ciudadano de a pie. Por eso admiro a los actuales socialistas que se rebelan, empezando por los semiocultos que se están yendo en silencio del partido en Cantabria.
Por eso me encanta Rosa Diez, por su lucha en solitario contra esos montaraces gigantes disfrazados de molinos de viento que son las estructuras férreas de los partidos, pensadas para controlar la respiración y los latidos de sus militantes. Por eso me encantan todos los socialistas que se salen del carril huevero por el que circula su partido. Y mira que tiene mérito ser concejal en el País Vasco, tener que llevar escolta permanente y enfrentarse hasta con el partido que tradicionalmente ha sido tu refugio y tu segundo hogar.
Por eso me encanta Joaquín Leguina, olé tus bemoles, que fumándose (siempre en lugares autorizados, supongo) las órdenes de su Partido Socialista de Madrid, acude a las emisiones de Telemadrid, canal vetado por el partido zapateril, en tantas ocasiones como es invitado. El señor Leguina acudió el pasado lunes al programa ‘El Círculo a primera hora’. Comentando que su presencia en el canal autonómico podría generar su correspondiente polémica, respondió: “No sé por qué, ¿cómo no voy a venir ahora? ¿Por qué? ¿Porque ha dicho no sé quién no sé qué? Yo soy un hombre libre, todavía”.
Y yo, qué quieren que les diga, cuando alguien se mueve arriesgándose a no salir en la foto le admiro. ¿Ustedes no? Que viva la disidencia, que viva la vida viva, que vivan quienes no se callan, quienes no se conforman, quienes no se amilanan, quienes tienen independencia para sentirse libres, quienes se quejan de las dictaduras, vengan éstas de donde vengan, como si vienen de sus propios amigos y conmilitones.

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