Me repele que Gara, un diario, un director y unos periodistas que “comprenden”, “disculpan” o al menos no condenan la extorsión, los secuestros, los asesinatos ni la violencia de las pandillas juveniles que asolan las calles del País Vasco, tenga la iniciativa que tiene. Me repele que continuamente nos destapen tantas novedades ocultas sobre las negociaciones que mantuvieron el Gobierno, sus representantes, ETA y sus representantes, Batasuna.
Claro que ningún otro periódico tiene las fidelísimas fuentes que estos individuos tienen, nadie tiene una garganta profunda tan directamente informada como los informadores de GaraETA. Así que tenemos que conformarnos con las novedades que estos periodistas indignos nos ofrecen, de ellos vienen una tras otra importantes novedades de cómo, cuándo y dónde se desarrollaron unas conversaciones para las que no estaba autorizado un Gobierno que sólo debía tratar con este “ganao” en condiciones de ausencia de violencia. ¿O no fueron éstas las condiciones que las Cortes le establecieron a Zapatero?
La pregunta que se formula cualquier ciudadano con dos dedos de frente, esos ciudadanos pensantes que tan poco gustan a los Gobiernos, es por qué el Gobierno se limita a dar la callada por respuesta: “El Gobierno no comenta...”, por qué el gobierno no se adelanta y pone todas las cartas, evidentemente “sus” cartas, sobre la mesa.
La Moncloa se equivoca en una estrategia absurda que le está haciendo quedar en mal lugar delante de los españoles, que le acusan de mentir o de callar interesadamente demasiadas cosas, y está dejando en manos de sus mayores enemigos, los enemigos de todos, la información suculenta e interesada de lo que pasó en esos días. Es el Gobierno el que debe decirnos qué líneas rojas no quiso pasar, hacer notar cuáles eran las exigencias de ETA y por qué no se ha cedido a ellas, así como igualmente debe subrayar las contradicciones de una banda asesina a la que la publicidad y la propaganda le gusta más que a un tonto una tiza.
Si Zapatero saliera a la tele pública, las cuatro o cinco de que dispone, admitiendo todo lo que hizo, admitiendo incluso el error de haber creído que ETA estaba dispuesta a dejar las armas, admitiendo que todo lo hizo con el mejor de los ánimos, con la mejor de las intenciones, que todo se hizo por el bien de España y de los españoles, tendría ganada buena parte de la próxima batalla electoral que se espera para la primavera que viene.
Eso sí, ya de paso algunos podríamos preguntarle por qué negoció con BatasunETA cuando había kale borroka, extorsión y amenazas. Y bombas, claro, bombas también había. Con dos muertos.
Claro que ningún otro periódico tiene las fidelísimas fuentes que estos individuos tienen, nadie tiene una garganta profunda tan directamente informada como los informadores de GaraETA. Así que tenemos que conformarnos con las novedades que estos periodistas indignos nos ofrecen, de ellos vienen una tras otra importantes novedades de cómo, cuándo y dónde se desarrollaron unas conversaciones para las que no estaba autorizado un Gobierno que sólo debía tratar con este “ganao” en condiciones de ausencia de violencia. ¿O no fueron éstas las condiciones que las Cortes le establecieron a Zapatero?
La pregunta que se formula cualquier ciudadano con dos dedos de frente, esos ciudadanos pensantes que tan poco gustan a los Gobiernos, es por qué el Gobierno se limita a dar la callada por respuesta: “El Gobierno no comenta...”, por qué el gobierno no se adelanta y pone todas las cartas, evidentemente “sus” cartas, sobre la mesa.
La Moncloa se equivoca en una estrategia absurda que le está haciendo quedar en mal lugar delante de los españoles, que le acusan de mentir o de callar interesadamente demasiadas cosas, y está dejando en manos de sus mayores enemigos, los enemigos de todos, la información suculenta e interesada de lo que pasó en esos días. Es el Gobierno el que debe decirnos qué líneas rojas no quiso pasar, hacer notar cuáles eran las exigencias de ETA y por qué no se ha cedido a ellas, así como igualmente debe subrayar las contradicciones de una banda asesina a la que la publicidad y la propaganda le gusta más que a un tonto una tiza.
Si Zapatero saliera a la tele pública, las cuatro o cinco de que dispone, admitiendo todo lo que hizo, admitiendo incluso el error de haber creído que ETA estaba dispuesta a dejar las armas, admitiendo que todo lo hizo con el mejor de los ánimos, con la mejor de las intenciones, que todo se hizo por el bien de España y de los españoles, tendría ganada buena parte de la próxima batalla electoral que se espera para la primavera que viene.
Eso sí, ya de paso algunos podríamos preguntarle por qué negoció con BatasunETA cuando había kale borroka, extorsión y amenazas. Y bombas, claro, bombas también había. Con dos muertos.
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