Palencia es una emoción:

11 diciembre 2007

Autobombo zapatereño

En mi tierra a los niños se les llama “chiguitos”. Y cuando éramos chiguitos existían diversas máximas que eran universalmente aceptadas. Una de ellas era “El que primero lo huele debajo los pantalones lo tiene”, así que nadie osaba jamás ser el primero en denunciar las ventosidades de los demás, aguantábamos como colosos. Otra máxima de aceptación general era “Alabanza propia, mierda segura”. Y ruego a los lectores que me perdonen tan escatológico arranque hoy de mi artículo. Claro, en el colegio ésta última se convertía en “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, que es obviamente, mucho más académica.

El caso es que todas estas cosas que decíamos entonces los chiguitos, y alguna otra que me callo por discreción, me han venido a la cabeza cuando he leído que el Gobierno de todos se gasta veinte veces más dinero en publicidad que contra la violencia de sexo (recuerdo al lector que en este blog jamás se habla de violencia de género, sino de sexo), que ya es mucho gastarse. Para un gobierno de izquierdas y ultra sensible a temas socialmente tan aparatosos el asunto da mucho que pensar.

Sé que sí, que todos los gobiernos, gobiernillos, jefes y jefecillos, alcaldes y alcaldillos se gastan un porrón en autopromoción, autobombo y autoalabanza, que será por eso que han aumentado tanto en España las agencias de publicidad. Nuestros prohombres son capaces de ponerte un semáforo en la esquina y taparlo descuidadamente con un cartelón de ésos que te informan quieras o no de quién y cuánto se ha gastado.

Pero lo de este gobierno zapatereño en los últimos meses me parece a mí un tanto descarado e indisimulado. Demasiada jeta, vaya, que también decíamos en la escuela al chiguito que quería colarse para probar la leche aquella que nos daban los americanos en los recreos. Yo que siempre he admirado la radio empiezo a sentir flojera cuando voy a darle al botoncito de marras, porque a la que te descuidas empiezan a machacarte los tímpanos con eso de “Gobierno de España”. Y da igual que asistas recogido y complacido a la entrega de los premios Nóbel o que te estés refanfinflando deleitosamente los oídos con los avatares de la entrepierna de algún famoso, que cuando menos te lo esperes van y te colocan una docena de “Gobierno de España”, tal que te da el yuyu mental y piensas que Franco ha vuelto. Eso, dime de qué presumes y déjame que te cuente yo cuáles son tus carencias.

No entiendo cómo se tolera tranquilamente tal burda manipulación, quizá sea porque todos la aceptan como propia y no tienen argumentos para echársela en cara a los demás. Mal de muchos. Pero que un gobierno que cuida el barroco detalle de exigirse partes iguales de hombres y mujeres como esencia destacable en su estructura, que un gobierno que elige la ética social como valor excelso de su trayectoria, que un gobierno que ensalza su honradez como mérito ecléctico se gaste tan contradictoriamente veinte veces más en autopropaganda que en la lucha contra la violencia de sexo parece indicar que se importa veinte veces más que lo que le importa esa política concreta.

Claro que una cosa es predicar y otra trigo dar, esto también lo sabíamos los chiguitos.

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