Estaba yo esta mañana asomado a
mí mismo, contemplando cómo se viene Nadine, como se viene la tormenta, cuando
me encontré de nuevo con aquella foto de Sanchez Gordillo viajando a Venezuela
en primera clase.
Siempre he pensado que la
izquierda tiene un complejo de autosuficiencia que le permite decir una cosa y
hacer la contraria sin despeinarse. Defender a los más humildes, asaltar
supermercados en nombre de los hambrientos y vestir el pañuelo palestino es compatible
con viajar en asientos de lujo. Claro que, tal vez, si el viaje es a abrazar al
camarada Fidel, como hacía antiguamente la izquierdona española, o para
consultar a Chávez, ese demócrata que tiene preparadas las milicias populares
por su pierde las elecciones, sirve de comprensiva excusa.
La foto me recordó una polémica antigua
con un compañero cuando hace meses saltaron a la prensa digital imágenes de un incendiario
sindicalista (incendiario en sus discurso, permítanme aclarar) vistiendo en
seis ocasiones distintas seis diferentes relojes de seis mil euros cada uno.
Se me hace que tiene que ser
difícil meterte con los ricos opresores del pueblo si tú eres rico. Se me hace
que tiene que ser difícil defender al obrero, comprenderlo incluso, si tienes
seis relojes que alternar en tu muñeca. Si encima cada uno de esos relojes
equivale al sueldo de varios meses de esos obreros es que te sobra la pasta
para lujos orientales. Que no eres obrero, vaya, aunque vistas jerséis como los
de Camacho al salir de la cárcel.
Estoy convencido de que cada
mañana al vestirnos, o cuando nos compramos ropa, lo hacemos pensando en la
imagen que queremos dar, -conste que a mí me gustaría vestir como un pequeño empresario,
burgués y exitoso- pero a veces se nos escapan esos detalles que creemos imperceptibles,
como viajar como los ricos al tiempo que nos adornamos superficialmente con el pañuelo
palestino o vestir carísimos relojes que sólo los más poderosos pueden llevar.
¿Cómo criticar a los ricos siendo rico? ¿O será todo parte de una fachada de
cartón-piedra a la que las circunstancias nos obligan para poder vivir
confortable y dignamente? Por cierto, ¿cuál es el precio de la dignidad?
PD Si la izquierda tiene complejo
de autosuficiencia, ¿no lo tiene la derecha de culpabilidad?
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