Palencia es una emoción:

31 enero 2008

El fin (de Santiago Carrillo) justifica los medios (del terrorismo.)

Cuando a uno le ponen un micrófono delante no hay que relajarse. Por muy acostumbrado que se esté tienes que ponerte en guardia y escoger muy bien las palabras que vas a utilizar. Si además eres muy mayor y tienes detrás una controvertida historia debes saber que corres grave riesgo de meter la pata hasta el corvejón.

Dice Santiago Carrillo, parece mentira que este personaje haya sido representante del pueblo, que “El terrorismo puede ser el instrumento para combatir la opresión” y añade: “El terrorismo puede ser un arma utilizada de manera 'partidesca' por causas nada nobles, pero el terrorismo puede ser también el instrumento que un país o un pueblo oprimido tiene para combatir a quienes lo ocupan. Por eso todos podemos ser terroristas un día u otro”.

O sea, que el fin justifica los medios, pero ¿no es ésa, exactamente ésa, la manera de pensar de todo terrorismo, incluido el de ETA? Porque ningún terrorista es terrorista porque sí, sino “para combatir la opresión”. Toma Josu “Ternera” resumido en una frase, toma De Juana Chaos en edición de bolsillo.

Pero ¿nadie puede obligarle a pedir perdón? ¿No hay nadie que le diga el significado de la palabra “reflexionar”? ¿No hay quien le retire a una residencia de jubilados en la que le saquen a tomar el sol cuando no haya micrófonos cerca? Porque el terrorismo lo que busca es expandir el terror, dominar por el miedo, acobardar al pueblo, no defenderlo, para controlar sus decisiones. Para ello los terroristas asesinan, secuestran y extorsionan a esos mismos ciudadanos a los que dicen defender, sean o no sean “combatientes”, sean o no sean inocentes. Inocentes o culpables, eso es lo de menos, basta con que no sigan milimétricamente sus decisiones.

Lo de la estricta observancia parece exactamente inventado para ellos. Al final con frecuencia suelen matarse entre ellos por un quítame aquella disciplina interna; o sigues fielmente lo que mandan los de las pistolas y las bombas o pasas automáticamente a formar parte del enemigo “opresor” que “ocupa el país”. O sea, pura ETA.

Don Santiago, buen hombre, hala, váyase a vivir al Moscú de hace treinta años. O a la Venezuela actual.

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