Palencia es una emoción:

07 febrero 2008

Errores de Rajoy, torpezas de Aznar.

Uno de los errores de Rajoy tras su derrota de hace ya cuatro años fue no cambiar el equipo que había heredado de Aznar y seguir peleando por ganar unas elecciones con el equipo que las había perdido. Mantener a Zaplana, Acebes y santa compaña es sólo muestra de cerrazón y de mantenella y no enmendalla. Don Erre que erre.

Ese equipo no sólo era muestra de un pasado que convenía olvidar a mayor velocidad que la del AVE sino que además era una carga pesada que a lo largo de la legislatura iba a servir de munición socialista contra las trincheras populares. Su simple presencia era un solemne y vano recordatorio de los errores del PP durante aquellos aciagos días, era claro que la sombra de tales momentos iba a perseguirles durante cada intervención pública, eran un ciervo herido puesto ante las fauces feroces de los oponentes políticos.

Y así ha sido en tantas ocasiones como se han presentado, su presencia era un acicate para la zahiriente verborrea de los portavoces socialistas y ministros que, conocidos por su verbo fácil, no han perdido oportunidad de darles caña ante el primer micrófono que les pusieran delante. Piénsese por ejemplo en Bermejo o Rubalcaba, personajes sin pelos en su afilada lengua.

Y es que a Rajoy no se le ha pasado por la cabeza limpiar su casa para ganar la de todos los españoles. Ha dispuesto de cuatro años para demostrarnos sus ganas de renovación y alumbrar un partido capaz de hacer frente a los rivales. Sin embargo ahí tienen una serie de nombres que se siguen manteniendo en el partido popular que, con trayectorias controvertidas o poco claras, suscitan profundos recelos en aquellos que hemos hecho de la observación de la realidad política una forma de expresión cotidiana. No basta al césar con ser honesto, además ha de parecerlo.

El mismo partido que ha rechazado a Ruiz Gallardón admite en sus listas del senado a un candidato que atrae sobre el partido todas las animadversiones de los votantes más moderados, aquellos que más necesita cualquier partido para ganar unas elecciones. Dimas Cuevas, candidato popular al senado por la provincia de Albacete es un perfecto ejemplo de cómo alejar a los votantes de una lista electoral. Si puede ser criticable que este señor tenga unas opiniones como las que tiene más criticable es que las haga públicas. Cuando tanto está en juego, cuando tantísimo cuidado tienen todos los candidatos con aspectos tan variados como declaraciones, fotos, compañías, cuando se vigila especialmente hasta la corbata que se ponen ese día… ¿cómo puede un partido presentar a este compañero de viaje? Eso sí, Ruiz Gallardón no cabe en esas listas ¿A que hay motivos suficientes para creer que el PP no quiere ganar las próximas elecciones?

¿Y qué me dicen de las listas populares por Castellón en las que hay personajes implicados en casos de corrupción, con amplio historial de citas con los juzgados? Mantener a estos personajes siniestros implica que a los populares no les importa rodearse de nombres sospechosos, poco claros y que mejor estarían donde no estorbaran. Que dime con quién andas. ¿Por qué tradicionalmente la derecha ha aceptado a estas figuras turbias y permanentemente cubiertas por la sospecha?

Presentarse a unas elecciones tras cuatro años sin haber hecho una limpieza imprescindible es el primer error de Rajoy.

Claro que error por error fue mayor el de Aznar que le nombró a él.

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