Palencia es una emoción:

12 febrero 2008

Las mujeres objeto de la izquierda.

Algo pasa en esta España nuestra que permite a la izquierda disfrutar de determinados bulas que son inalcanzables para la derecha. Parece que si eres de izquierdas puedes decir determinadas cosas que tendrías prohibidas si las dijeras en nombre de la derecha. Siempre he pensado que si revestías adecuadamente de progresismo determinadas expresiones podrías decir o hacer casi cualquier cosa.

Y dicho esto añadamos que la derecha y sus actos reflejos facilita esta creencia, da razones a quienes la apoyan. Pensemos por ejemplo en las más recientes manifestaciones xenófobas de Arias Cañete contra los camareros o las personas que asisten a los servicios de urgencias. Sólo desde una mentalidad retorcida y extraña, ajena por completo a la realidad social, pueden entenderse esas aparatosas exclamaciones. Cinco minutos que hubiera tardado en salir a desmentirse y disculparse ya habrían sido demasiados, ¿lo hará alguna vez?

Y sin embargo la izquierda mete la pata también con frecuencia. Aunque el ejemplo de las mujeres diábolo no es comparable al disparate de Arias Cañete ¿cuánto habría tardado la lengua viperina de Rubalcaba en lanzarse a la yugular de cualquiera del PP que hubiera utilizado públicamente ese discurso “contra” la condición femenina?

“EL machismo del PP trata a las mujeres como simples objetos” sería el titular que se disputarían Público y El País, Cuatro y la Sexta. Y tendríamos a Bono y a López Garrido paseándose ante todos los micrófonos de España para denunciar el franquismo residual de la derecha tardofranquista del PP. Se echa en falta a artistas y feministas salir a criticar tanto progresismo. Sólo Bimba Bosé, cuya importancia es discutible, ha levantado tímidamente su voz contra esta clasificación.

Vivimos tantos años después consecuencias del franquismo sociológico que identifican derechas con dictadura, atraso y caciquismo (Y aquí, la culpa del PP por no haberse separado públicamente de tal época las mil veces que se le ha pedido), mientras que un halo de limpieza y nobleza parece envolver cualquier cosa que haga o diga la izquierda, mientras algo de sórdido y vergonzoso recubre al español de derechas que no se atreve a reconocerlo públicamente ante el empuje aparentemente renovador y rejuvenecedor (¿?) de la izquierda.

Tiene el PP mucho que aprender todavía para que el posible votante admita que es tan lícito ser de derechas como de izquierdas, tan ético, tan noble o tan correcto políticamente. Es mucha la labor pedagógica que ha de hacer y mucho y largo el esfuerzo que ha de llevar a cabo para que este mensaje llegue a buena parte del electorado indeciso.

Quitarse de encima el complejo de “derecha”, “extrema derecha” y “derechota cavernaria” que le cuelga la izquierda, conseguir que se admita en público que se puede ser de derechas y buena persona, ser conservador y defender al más débil (ay, cuánto le queda a Rajoy y los suyos en este terreno) puede ser determinante cuando tantos votos importantísimos se juegan por ridiculeces tales como ser entrevistado en una cadena u otra, con un entrevistador u otro, aparecer con la corbata adecuada o no.

En esto Sarkozy es un maestro, supo en su momento alcanzar la sensibilidad de las masas votantes proponiendo un programa electoral que le robó buena parte del escenario a la izquierda. Y también algunos ministros. Hablo del mismo Sarkozy que está de capa caída por la exhibición infantil, impúdica e innecesaria de su vida privada. Miren por donde descubrimos también que un político, incluso en Francia, debe ser discreto.
Vive la France.

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