El Parlamento de Vitoria, la Cámara de representantes vascos, acaba de celebrar un sencillo homenaje a Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA hace ahora trece años. Se colocó una sencilla placa y se pronunciaron unas palabras en elemental recuerdo. De todo lo que allí se dijo y se hizo lo más reproducido por los medios han sido las palabras pronunciadas por Ana Iribar, precoz viuda del que iba camino de ser un duro batallador por la españolidad del País Vasco, y dirigidas tanto hacia el lehendakari como al propio Parlamento vasco, palabras muy duras y enérgicas, ¿Quién salió ganando una vez “eliminado” Gregorio Ordóñez?
No quiero ser yo quien insista en repetir expresiones que otros más acertadamente han glosado previamente, mi intención es, antes al contrario, insistir en otras que pasan más desapercibidas siendo mucho mayor su valor en la actualidad. Porque Ana Iribar no se quedó en lamentar que hayan tenido que pasar trece años, ¡trece!, para que por fin alguien se decidiera a honrar a su esposo.
“Esta placa sólo tendrá sentido cuando el PNV rompa con quienes encubren, alientan y participan, bajo las siglas que sean, de los objetivos políticos de ETA y por consiguiente, de tiro en la nuca”. Y ahí les escoció, también ahí, a los nacionalistas vascos asistentes al acto. Si te recuerdan que tú recoges las nueces que caen del árbol que otros agitan, duele, escuece y hasta dejas de aplaudir a quien lo manifiesta tan alto, tan claro y tan contundentemente.
Y es que en ésas está el PNV, encendiendo una vela al constitucionalismo en las Cortes de todos en Madrid cuando le interesa, y permitiendo al mismo tiempo que “quienes encubren, alientan y participan, bajo las siglas que sean, de los objetivos políticos de ETA y por consiguiente, de tiro en la nuca” dirijan ayuntamientos tan ilustres como el de Mondragón. El PNV siempre ha sido hábil para saber dónde y cuándo mostrar cada una de estas dos caras que le son propias sin que nadie le haya sabido echar en cara tamaña estúpida doble personalidad.
Con ETA es prácticamente imposible acabar sólo policialmente, es necesaria una labor social y política, y ésa es la fase en la que el PNV no quiere entrar, no le interesa.
Por qué al PNV que ampara protege y apoya a estos filoterroristas se le sigue considerando democrático es un misterio insondable. Por qué al PNV que en Madrid se sienta en la mesa principal del Congreso de Diputados e interviene, a veces decisivamente, en asuntos de todos los demás partidos no le cobran este déficit democrático sigue siendo un absurdo inabarcable.
La labor pedagógica de los demócratas tiene aquí un campo de acción todavía por iniciar; señalar y apartar a quienes no sirven a la Democracia sino a sus enemigos es una labor que los ciudadanos esperamos con anhelo.
No quiero ser yo quien insista en repetir expresiones que otros más acertadamente han glosado previamente, mi intención es, antes al contrario, insistir en otras que pasan más desapercibidas siendo mucho mayor su valor en la actualidad. Porque Ana Iribar no se quedó en lamentar que hayan tenido que pasar trece años, ¡trece!, para que por fin alguien se decidiera a honrar a su esposo.
“Esta placa sólo tendrá sentido cuando el PNV rompa con quienes encubren, alientan y participan, bajo las siglas que sean, de los objetivos políticos de ETA y por consiguiente, de tiro en la nuca”. Y ahí les escoció, también ahí, a los nacionalistas vascos asistentes al acto. Si te recuerdan que tú recoges las nueces que caen del árbol que otros agitan, duele, escuece y hasta dejas de aplaudir a quien lo manifiesta tan alto, tan claro y tan contundentemente.
Y es que en ésas está el PNV, encendiendo una vela al constitucionalismo en las Cortes de todos en Madrid cuando le interesa, y permitiendo al mismo tiempo que “quienes encubren, alientan y participan, bajo las siglas que sean, de los objetivos políticos de ETA y por consiguiente, de tiro en la nuca” dirijan ayuntamientos tan ilustres como el de Mondragón. El PNV siempre ha sido hábil para saber dónde y cuándo mostrar cada una de estas dos caras que le son propias sin que nadie le haya sabido echar en cara tamaña estúpida doble personalidad.
Con ETA es prácticamente imposible acabar sólo policialmente, es necesaria una labor social y política, y ésa es la fase en la que el PNV no quiere entrar, no le interesa.
Por qué al PNV que ampara protege y apoya a estos filoterroristas se le sigue considerando democrático es un misterio insondable. Por qué al PNV que en Madrid se sienta en la mesa principal del Congreso de Diputados e interviene, a veces decisivamente, en asuntos de todos los demás partidos no le cobran este déficit democrático sigue siendo un absurdo inabarcable.
La labor pedagógica de los demócratas tiene aquí un campo de acción todavía por iniciar; señalar y apartar a quienes no sirven a la Democracia sino a sus enemigos es una labor que los ciudadanos esperamos con anhelo.
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