Palencia es una emoción:

03 marzo 2009

La primera tarea del lehendakari López

Debo reconocer que este año han ocurrido acontecimientos que no esperaba ver. Que un negro fuese presidente de los Estados Unidos, por ejemplo, no entraba en los cálculos de nadie hace muy poquito tiempo. Que un López fuese lehendakari, tampoco. Uno debe acostumbrarse a las sorpresas en este siglo XXI, al parecer.

Para que un negro llegase a presidir el país más poderoso del mundo hizo falta que los blancos le apoyasen. Para que un López llegase a presidir Euskadi necesitó el apoyo de muchos vascos de siete apellidos vascos. A López le espera una gran tarea, parece difícil que se llegue a acuerdos con el PNV, para no caer en la política de confrontación, de “ahora es la nuestra”. Tender puentes le granjeará nuevos apoyos que le permitirán repetir en el cargo… si además realiza una política con resultados efectivos y visibles desde la calle, es decir, si realiza una política diametralmente opuesta a la política de lujos de Touriño. Pero además…

Pero además López tiene una principal tarea que llevar a cabo con paciencia pero inaplazablemente: recuperar a esos 250.000 vascos que han tenido que huir de sus casas por miedo a la barbarie. En primer lugar será ésa una política de justicia y de poner las cosas en el sitio del que nunca debieron moverse, pero además supone recuperar para los partidos constitucionalistas los votos de un cuarto de millón de vascos que no pueden votar a los partidos a los que quisieran.

Una de las atrocidades del franquismo, una atrocidad discreta en la clasificación de barbaridades del dictador, fue la del destierro. Numerosos españoles fueron desplazados forzadamente de su hogar porque a Franco y a sus conmilitones no les gustaban las actividades políticas de estos personajes. Que es lo mismo que lleva 30 sucediendo en Euskadi, sin que nadie haya osado impedirlo. Ese exilio acarrea además la pérdida del derecho de voto del mismo grupo de ciudadanos, pérdida de la que siempre salen perjudicados los mismos, pérdida de la que siempre salen beneficiados los mismos.

Recuperar a estos vascos de la diáspora y llevarlos de nuevo al que una vez fue su hogar es una hercúlea tarea que seguramente escapa de la posibilidad temporal de uno o dos mandatos parlamentarios, pero devolverles la posibilidad de votar en Euskadi es un objetivo mucho más fácil de conseguir en una legislatura. No se trataría sólo de una labor de justicia, sino de una labor de defensa de la Democracia y sus valores. ¿No se trata de defender la Constitución?
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Pues a ello, López.

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