Palencia es una emoción:

11 abril 2009

La prepotencia de Álvarez Cascos

Álvarez Cascos nunca fue un personaje de mi agrado, pertenece a esa estirpe de engreídos, autosuficientes y sabelotodos que aparentan estar dispuestos a comerse de un solo trago a quienes no se sometan a su peculiar voluntad. Era un personaje con algo de siniestro, era la figura a la que nunca te atreverías a parar en la calle para preguntarle la hora o una dirección. Por nada del mundo querría yo ser uno de sus empleados, un subordinado de un personaje con algo de siniestro autoritarismo.

Conozco en mi vida personal un grupo de personajes de ese tipo, con tal engreimiento y exceso de confianza en sí mismos que te hace suponer que corres algún riesgo si permaneces demasiado tiempo cerca de ellos. Ni se te ocurra contrariarlos. Naturalmente me tengo médicamente prohibido el contacto frecuente con esas personas. Álvarez Cascos quizá fuera un buen ministro pero siempre fue un personaje prepotente y desconsiderado con los demás, durante mucho tiempo fue la perfecta imagen que la izquierda quería dar de la derecha: intolerancia, intransigencia y absolutismo.

Quien nace así sigue así para siempre, supongo. El que es tímido suele darse cuenta de su defecto y puede combatirlo, casi siempre sin remedio, me temo, pero los engreídos, los autosuficientes, los autosatisfechos, aquéllos que jamás se encuentran un solo defecto, ésos que se creen siempre poseídos por la razón no suelen cambiar, su actitud les acompaña de por vida. Eso le ha pasado a Álvarez Cascos, su actitud negativa y su comportamiento adolescente no se ha limitado a su vida pública, le ha seguido ahora que ya no es más que un personaje privado e intrascendente, cuando afortunadamente ya no tiene que ocuparse de asuntos públicos. Sus escoltas están hartos de él, de protegerle, de defenderle y de ayudarle. Hace falta mucha mala leche para ofender, hartar y cansar a quienes tienen por profesión poner en peligro su vida para defender la tuya. Cabe pensar que con ellos deberías llevarte siempre muy bien, deberías hacer un esfuerzo de agradecimiento, de comprensión, de paciencia…

Pero los policías que le custodian y protegen no le aguantan más. ¡Están hartos de sus malos modales, hartos de tener que perseguirle para protegerle, hartos de sus ofensas! Tanto, tan hartos, que la Confederación Española de Policía (CEP) ha pedido al Ministerio del Interior "la retirada absoluta de la protección oficial que se brinda a este personaje". Podría decirse de Álvarez Cascos que le ha sentado muy mal el alejamiento de la vida pública y de la política, pero, no es eso, el caso es que el personaje es así, qué le vamos a hacer. El mundo está lleno de personas tan repelentes como él, yo conozco a varios.

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