No tengo nada que oponer a que Alfonso Sastre y su lista de proletarios nacionalistas internacionalistas participen en las próximas elecciones europeas. Una vez que los Tribunales han aprobado su participación, callémonos y aceptemos, eso es lo que nos distingue de ellos: el imperio de la Ley.
Hombre, me interrogo muy profundamente sobre el discurso que Doris Benegas va a tener en Europa… si es que consigue llegar hasta allí, que está por ver. Nunca he entendido muy bien ese discurso que mezcla tan extrañamente el nacionalismo y el internacionalismo proletario, qué diría Marx. En principio parece una contradicción absurda mezclar el “Castilla entera se siente comunera” con “Agrupémonos todos en la lucha final. El género humano es la Internacional”. O somos todos o somos los castellanos, me lo explique, Doña Doris, hágame el favor. O defiende el “género humano” o defiende el terruño.
Pero estaba con lo del hilo conductor del discurso de esta gente en Europa. Doña Doris, dígame, ¿cuántas veces va a nombrar la palabra Castilla y cuántas “Euzkadi”? ¿Va a defender a los que ven sus campos despoblados, envejecidos y abandonados, va a defender a los villorrios castellanos a los que llega el médico una vez a la semana, o va a defender el “derecho a la autodeterminación de los pueblos”? Créame, son incompatibles; a los castellanos, a los que se supone que usted defendía hasta ahora, ni se les pasa por la cabeza nada de autodeterminaciones, sus preocupaciones andan muy lejos de esos asuntos, lo que quieren es que regresen los que emigraron a Suiza, a Cataluña, a Euzkadi, a Alemania, con sus hijos y descendientes. Y encontrar un puesto de trabajo para ellos, si es posible en el pueblo. O en la capital de la provincia, que tampoco importaría, oiga. Pero eso de las autodeterminaciones se la refanfinfla, eso usted lo sabe muy bien de tanto salir a la calle de su castellana ciudad. Déjese de cantinfladas y ya que va a estar en el Parlamento Europeo, si es que llega, defienda a la nación que libérrimamente renunció a su independencia para fundar España. Castilla debe ser lo primero, ¿o no? Es una gran oportunidad que los ciudadanos pueden darle a Castilla a través de usted.
Precisamente ese supuesto derecho a la autodeterminación le ha costado la vida a un montón de castellanos, claro que para usted eran policías, guardias civiles u otros esbirros serviles del régimen fascista español, pero que yo sepa eso no debía privarles del derecho democrático a la vida (¿o usted cree que sí?), aunque en todo caso el mero hecho de ser descendientes de los comuneros debería ser suficiente para que usted les defendiera, que eran castellanos, leches, y eso debería bastarle a alguien tan nacionalista como usted. Ya le digo que el internacionalismo es un tanto incompatible con el nacionalismo.
Por cierto, quien le escribe no es ningún analfabeto fascista, en mi juventud representé con gran éxito entre familiares y amiguetes “La mordaza”, supongo que le sonará. Me encantó, por cierto.
Hombre, me interrogo muy profundamente sobre el discurso que Doris Benegas va a tener en Europa… si es que consigue llegar hasta allí, que está por ver. Nunca he entendido muy bien ese discurso que mezcla tan extrañamente el nacionalismo y el internacionalismo proletario, qué diría Marx. En principio parece una contradicción absurda mezclar el “Castilla entera se siente comunera” con “Agrupémonos todos en la lucha final. El género humano es la Internacional”. O somos todos o somos los castellanos, me lo explique, Doña Doris, hágame el favor. O defiende el “género humano” o defiende el terruño.
Pero estaba con lo del hilo conductor del discurso de esta gente en Europa. Doña Doris, dígame, ¿cuántas veces va a nombrar la palabra Castilla y cuántas “Euzkadi”? ¿Va a defender a los que ven sus campos despoblados, envejecidos y abandonados, va a defender a los villorrios castellanos a los que llega el médico una vez a la semana, o va a defender el “derecho a la autodeterminación de los pueblos”? Créame, son incompatibles; a los castellanos, a los que se supone que usted defendía hasta ahora, ni se les pasa por la cabeza nada de autodeterminaciones, sus preocupaciones andan muy lejos de esos asuntos, lo que quieren es que regresen los que emigraron a Suiza, a Cataluña, a Euzkadi, a Alemania, con sus hijos y descendientes. Y encontrar un puesto de trabajo para ellos, si es posible en el pueblo. O en la capital de la provincia, que tampoco importaría, oiga. Pero eso de las autodeterminaciones se la refanfinfla, eso usted lo sabe muy bien de tanto salir a la calle de su castellana ciudad. Déjese de cantinfladas y ya que va a estar en el Parlamento Europeo, si es que llega, defienda a la nación que libérrimamente renunció a su independencia para fundar España. Castilla debe ser lo primero, ¿o no? Es una gran oportunidad que los ciudadanos pueden darle a Castilla a través de usted.
Precisamente ese supuesto derecho a la autodeterminación le ha costado la vida a un montón de castellanos, claro que para usted eran policías, guardias civiles u otros esbirros serviles del régimen fascista español, pero que yo sepa eso no debía privarles del derecho democrático a la vida (¿o usted cree que sí?), aunque en todo caso el mero hecho de ser descendientes de los comuneros debería ser suficiente para que usted les defendiera, que eran castellanos, leches, y eso debería bastarle a alguien tan nacionalista como usted. Ya le digo que el internacionalismo es un tanto incompatible con el nacionalismo.
Por cierto, quien le escribe no es ningún analfabeto fascista, en mi juventud representé con gran éxito entre familiares y amiguetes “La mordaza”, supongo que le sonará. Me encantó, por cierto.
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