Palencia es una emoción:

22 mayo 2009

Sólo son curas, ellos se lo han buscado.

Estoy plenamente convencido de la existencia de Dios. Y también lo estoy de la necesidad que tenemos de crearnos un Ser Superior al que confiar nuestra debilidad. Somos humanos, pese a la Barbie abortista, y por lo tantos finitos, débiles y limitados, por eso necesitamos un ser superior. Y además estoy plenamente convencido de la existencia de Dios. No, claro, no puedo demostrarlo.

Si sólo fuéramos materia, si careciéramos de una parte espiritual me sentiría decepcionado, incompleto y abrumado. Por la razón que sea, educacional, por ejemplo, soy creyente, ustedes me sabrán disculpar. Y por razones culturales me ha tocado ser cristiano católico. Podría haber sido protestante, judío, animista o musulmán, me habría dado igual, sospecho que nos hacemos un Dios a nuestra medida cultural, a medida de nuestro conocimiento, de nuestros miedos y de nuestras limitaciones. Con cierta honestidad igual le dará a Yahvé, Dios, Alá o a la Pachamama a quién confíe mis sentimientos, a quién rece o de quién espere una vida posterior a mi muerte.

Imbuido en esa cultura religiosa, digo, me ha tocado ser católico, qué le vamos a hacer, con lo mal que le van las cosas a la Iglesia, con la de “clientes” que pierde día a día, con el desprestigio que acumula el Papa sobre sus espaldas, con lo mal que se combina eso con ser moderno, autosuficiente y progre.

Y es que no hay semana que no caigan sobre curas, monjas y obispos un diluvio de acusaciones de pederastia y me refiero a acusaciones serias, probadas y demostradas. Puede que Dios lo perdone todo, pero esto no hay dios que lo perdone. “Ay del que escandalizare a uno de estos niños” (Era así la frase evangélica más o menos, ¿no?). Yo siempre me acordaba de esta frase cuando veía a un niño trabajando en un vertedero de Ecuador, pongo por caso, pero para esto otro también es válida. Ya se les podía caer el pito a pedacitos pequeños y con mucho dolor.

Hace no mucho tiempo, el penúltimo escándalo fue en el seminario de Verona, mi ciudad de vacaciones, donde espero volver este verano, en cuyo seminario se denunciaron abusos. Ahora se trata de Irlanda; copio y pego el texto del Diario ABC, aunque lo he visto en varios periódicos y notas de agencias: “Una investigación de varios años de duración sobre abusos y maltratos a menores en instituciones de la Iglesia Católica en Irlanda entre los años treinta y ochenta ha revelado que los abusos sexuales eran «endémicos», así como el maltrato físico y emocional, además del abandono en el que se encontraban los niños.”

Me avergüenzo de creer en el mismo Dios que ellos, si es que ellos creyeron alguna vez en Dios, me avergüenzo de pertenecer a la misma especie que ellos, me avergüenzo de vivir en el mismo planeta que ellos, me avergüenzo de respirar el mismo aire que ellos. Uno solo de estos escándalos, una sola de sus marranerías, de sus desprecios, malos tratos o abandonos causados a estas criaturas nunca sirve para compensar ante los ojos de los hombres los miles de sacrificios, las miles de renuncias, la entrega generosa de mi amigo JM, que a los treinta años dejó colgada su familia, su profesión y su vida de dandy soltero adinerado para hacerse cura y pirarse a Kenia, Costa Rica y Nicaragua a… ¿A qué coños se iría cuando formaba parte de un exitoso grupo de música, tenía la moto más potente de la comarca y ganaba todo el dinero del mundo para él? El caso es que en Kenia dormía en el suelo y ayunaba los fines de semana, no voluntariamente sino porque en la parroquia a la que asistía no había nada qué comer.

Esos curas hijos de puta pederastas alcanzan más notoriedad que mi amigo X, al que echaron del seminario por rojo (estoy hablando de la España de Franco) y después de salir del paso trabajando de albañil se empeñó en ser cura y lo logró, renunciando a una familia y a una carrera profesional en algún terreno de relumbrón social. De la labor generosa de este hombre prefiero no hablar por discreción, dejémoslo en que tiene premios populares de los barrios más pobres de mi ciudad, esos barrios que votan en masa a la izquierda llamada “obrera”.

Pero él, ellos, y su labor callada y oculta de años, de toda una vida, no salen en los telediarios, eso no es noticia, son sólo dos curas más, ellos se lo han buscado.

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