Palencia es una emoción:

09 agosto 2009

¿Y qué más da si cambia el gobierno?

Andan las Españas peleándose en los pasillos, en el trabajo y en la cola del pescao. Las dos Españas presumen de ser incompatibles y riñen por ver quién es más corrupta. Nefastos ciudadanos de a pie están enfrentados como si fueran políticos al uso. Y ambas Españas quieren lo mejor para la única España, pero no toleran a la otra España. En las calles y plazas, en los patios de colegio y en las asambleas de vecinos. Ambas juegan a “Y tú más”. Qué pena de Españas que se creen políticos en las Cortes.

A mí me dan igual las dos Españas políticas, ninguna me sirve, ni la que está en el gobierno ni la que quiere estar en el gobierno. La España que cuenta es la España que vota y ésa no me gusta. Le basta con el dinero, le basta con la copa del fin de semana, el tabaco americano, el traje de marca, vacaciones en el Caribe. Y sexo, mucho sexo. Donde sea, con quien sea, en cuanto sea. Españas superficiales, artificiales, demenciales. Materiales nada espirituales. ¿Qué más da qué España nos gobierne si ninguna va a cambiar la que tenemos?

Dicen que los farmacéuticos, al menos los catalanes, podrán definirse como objetores a la hora de vender la píldora postcoital. Dicen que lo de que las menores puedan abortar sin permiso de los padres es mero estribo del que el PSOE se bajará para colarnos el resto de la ley abortiva. ¿Y qué más nos da si a las dos Españas les da igual? Es la sociedad lo que hay que cambiar y o no se hace desde el gobierno o no saben o no quieren. O todo.

Andan las dos Españas quejándose indefinidamente de la educación y de que así no vamos a ninguna parte. Pero nadie cambia nada. Ley tras ley, generación tras generación nos estamos demostrando que no sabemos educar a los hijos, que no hay derecho, que no puede ser, que no, que no, pero no salimos de la queja. Como mucho ponemos el acento en la instrucción, que sólo es una parte de la educación. O sea, España material, de nuevo.

Y esto une a las dos Españas enfrentadas. La banalidad, la intrascendencia. Ah, la economía, sólo la economía. O sea, las vacaciones en el Caribe. Ay, Curro, dónde te habrás metido, todo lo demás no importa, qué importa.

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